La antigua fábrica de
armas de Toledo (1761), ocupada en la actualidad por el campus
universitario tecnológico de Toledo, se caracteriza por presentar uno de los
conjuntos mejor conservados y de mayor calidad de la arquitectura industrial
realizada en España en los dos últimos siglos. Este complejo industrial que ha
estado en funcionamiento durante más de doscientos años tiene su origen en un
único y gran edificio, ampliándose su número, a lo largo de su historia, según
van cambiando y creciendo las distintas necesidades industriales, dando como
resultado lo que se denominará «Ciudad Industrial». Se encuentra situada entre los
barrios de Santa Teresa, el poblado obrero y San Pedro el Verde, en la
margen derecha del río Tajo a unos 2 kilómetros del centro de la
ciudad de Toledo. La fábrica de armas tiene sus
antecedentes en la fama y el prestigio que tuvo la fabricación de armas en la
ciudad de Toledo durante siglos, pero que en el siglo xviii presentaba signos
de decadencia.
Carlos III, al acceder al trono
español, decide crear una fábrica de espadas en Toledo similar a la de Torre
Annunziata de Nápoles, construida unos años antes. La fábrica comienza a funcionar
en 1761 en la antigua Ceca de Toledo, en la actual calle Núñez de Arce, al poco
tiempo este espacio se queda pequeño y comienza a plantearse la idea de trasladar
la fábrica fuera de la ciudad, a la orilla del río Tajo, para poder utilizar su
fuerza hidráulica, para ello se cuenta con la participación del arquitecto
Sabatini, que diseña el nuevo edificio. Las obras van a concluir en su parte
principal en 1780, comenzando a funcionar poco después como fábrica de espadas.
Durante los primeros años del
siglo XIX la fábrica tiene varios momentos difíciles, es invadida dos veces
(1808 y 1823) por las tropas francesas y solo a partir de los años treinta de
este siglo empieza una lenta recuperación, produciendo espadas de una gran
calidad. En el último tercio del siglo
XIX, la fábrica toledana debe adaptarse a las nuevas necesidades de armamento,
para ello crea varios talleres de fabricación de cartuchos fuera del edificio
Sabatini, comenzando un constante proceso de crecimiento, tanto de naves como
de producción.
El comienzo del siglo XX, acentúa
el proceso de transformación, destacando, la realización de sucesivas
ampliaciones, los nuevos talleres y la diversificación de sus producciones. En
1910 cambia su nombre por el de Fábrica Nacional de Toledo. Siendo Ministro de la Guerra Jose
María Gil Robles se potencia esta fábrica, incluyendo 350 operarios para
fabricar 800.000 cartuchos diarios. El crecimiento de la producción continua
hasta que con la Guerra Civil, el recinto fabril toledano por motivos
estratégicos debe trasladar parte de su producción a Palencia. Restablecida la situación tras el
final de la guerra, debe destacarse en los años 40, la figura del coronel
director Más del Ribero, quien tiene una gran importancia en el desarrollo de
la fábrica toledana con proyectos como la realización de un poblado de
viviendas para los trabajadores.
A partir de los años 60 la
fábrica de armas, empieza a quedar obsoleta, el número de trabajadores se va
reduciendo durante las siguientes décadas, hasta su definitivo cierre en 1996. En 1998 el Ministerio de Defensa
vende al ayuntamiento de Toledo los terrenos y edificios de la Fábrica de Armas
y este a su vez cede el uso a la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM),
la cual creó en esta zona de la ciudad el Campus Tecnológico de Toledo.
Descripción:
Este antiguo complejo industrial
se distribuía en más de cincuenta edificaciones de distinto tipo construidas en
sus más de dos siglos de historia. Al recinto de la fábrica de armas
(parte de cuyo perímetro está rodeado por un muro con torres de vigilancia y
control en diversas zonas) se accede por dos puertas La puerta de Carlos III,
frente al Palacio Sabatini, y la puerta de Obreros, las cuales están
unidas por un paseo principal que se desarrolla paralelo al río Tajo.
Por la puerta de Carlos III se
entra a la zona más importante de la primitiva fábrica, el Palacio Sabatini, el
edificio principal de la fábrica y origen de este recinto. Este edificio es de
planta rectangular, con una tipología de palacio, se distribuye en dos cuerpos
con un gran patio en cada uno separados por una crujía. El cuerpo
delantero está formado por dos plantas y una buhardilla mientras que el segundo
presentaba en un principio una única planta y buhardillas, (elevándose en
el siglo XX un segundo piso en este cuerpo). Exteriormente destaca; su aspecto
horizontal, y el aparejo rústico que aparece en las pilastras laterales que va
a enmarcar puertas y ventanas. La fachada de dos alturas con
siete vanos enmarcados a cada lado de la portada de tres alturas rematada por
un frontón curvo.
Entre los elementos a destacar
del edificio Sabatini se encuentran: La capilla, situada en el lado izquierdo
de la fachada, muestra en su interior pilastras de gusto clasicista, y grandes
ventanas. La biblioteca y los patios rodeados por corredores cubiertos, que
presentan en la parte baja arcos sobre pilares y ventanas en el piso superior,
están separados por una crujía transversal que tuvo funciones de sala de
recepción de la obra terminada y sala de armas. Unido al palacio Sabatini en su
parte posterior aparece el Canal de Carlos III, obra de ingeniería que era
la base sobre la que se sustentaba el primitivo funcionamiento de la fábrica,
ya que el agua que discurría por este canal era utilizada para el movimiento de
las máquinas de la fábrica. Su longitud es de varios cientos de metros y
discurre enterrado, paralelo al río para aparecer en la parte trasera del
palacio dividido en dos mitades longitudinales, con cambios de nivel.
En cuanto al resto del conjunto
de la antigua fábrica debe destacarse la presencia de numerosas naves y
talleres que se comienzan a construir casi un siglo después del palacio, estas
edificaciones se caracterizan por la utilización de materiales constructivos
como el ladrillo, que va a configurar en gran parte la imagen de la fábrica
dentro de un neomudéjar, que se corresponde con las corrientes historicistas que
se producen a finales del siglo XIX y comienzos del XX en
la arquitectura española. Junto al ladrillo se observan otros materiales
usuales en la arquitectura industrial, como el hierro, utilizado en la
estructura de las diferentes naves, especialmente en las cubiertas por las
nuevas posibilidades constructivas que tenía este material.
Las construcciones se van realizando,
primero de forma paralela al eje del palacio; como el gran edificio de planta
rectangular, separado de este por los jardines del Sagrado Corazón, donde
destaca una torre con un reloj bajo la cual discurre un paso para vehículos. Al
otro lado de este edificio aparecen varias naves de planta
rectangular y cuadrada construidas, en general, en las primeras dos décadas del
siglo xx rehabilitadas para diversos usos como aularios, laboratorios de
docencia e investigación.
También se encuentra situada en
las proximidades de estos edificios la Central de Reserva, construida
entre 1918 y 1926, y en la que se puede observar ciertas
semejanzas con la arquitectura industrial centroeuropea. Tras este eje de naves, se
realizan una serie de nuevas edificaciones, paralelas al río Tajo, construidas
a ambos lados del eje viario, entre las que aparecen el actual pabellón
polideportivo cubierto y diversas naves rehabilitadas como aularios,
apareciendo al otro lado grandes edificios para servicios generales del campus,
como la biblioteca, antiguo taller de cartuchería. En este mismo eje pero en las
orillas del río destacan otros edificios a los que se les ha dado nuevas
funciones como el primitivo Taller de Herramientas rehabilitado en la
actualidad como Estación Depuradora de Aguas Residuales o el Taller
de Fundición (construido en 1916) rehabilitado como gimnasio y salas de
deportes, construyéndose junto a él un nuevo edificio con función de piscina
cubierta y módulo acuático.
No hay comentarios:
Publicar un comentario