Fue realizado durante el reinado de Carlos
III y está considerado uno de los más hermosos salones del palacio y ha
llegado hasta nuestros días prácticamente sin ningún retoque. Por
diferentes motivos se tardaron alrededor de cuarenta años en la conclusión del
programa decorativo.
Era el lugar donde el rey se vestía en
presencia de la corte, según la costumbre de la época. Su
decoración, realizada por Matías Gasparini, presenta grandes
originalidades del tipo chinoiserie en estilo rococó. Los
muebles, el suelo de mármol y el tapizado de las paredes se diseñaron como un
conjunto. En fecha reciente, la seda de las paredes hubo de sustituirse por su
mal estado, si bien sus bordados se cosieron laboriosamente sobre el nuevo
tejido.
Cabe destacar el reloj situado sobre la
chimenea, obra de Pierre Jacquet Droz, con autómatas vestidos a la moda
del siglo XVIII que bailan cuando, al dar las horas, un pastor
sentado toca la flauta.
Fue construida en época de Carlos III,
influenciado por las construcciones similares que llevó a cabo como rey de
Nápoles y Sicilia, especialmente en el Palacio Real de Caserta. Para su
construcción se colocaron bastidores donde habrían de sujetarse las porcelanas.
El proyecto decorativo, de estilo tardo-barroco clasicista, estuvo a cargo de
Juan Bautista de la Torre y Jenaro Boltri.
La sala posee varias decoraciones fijas y
una mesa de nogal, así como espejos azogados con un leve matiz
verdoso que armonizan con el resto del espacio. Veinte años después de la
decoración original, Sabatini colocó estuco azul a lo largo del
salón, así como varios jarrones de bronce procedentes de la colección del
Palacio del Buen Retiro.
El pavimento de esta saleta es
uno de los más bellos elementos decorativos ideados por Gasparini. Está
compuesta por una elegantísima taracea de mármoles de colores y en
invierno se cubría con alfombras de lana que simulaban los motivos
representados por la loza.
Es un salón de estilo neoclásico que
era usado como tocador por la reina María Luisa de Parma, esposa de Carlos IV,
reinado durante el cual fue concebido y decorado, se trata de uno de los
salones más bellos del palacio. A ello contribuyen los zócalos de mármol rosado
y los paramentos de las paredes, cubiertos de una fina ornamentación de estuco
en la que predomina el blanco y el azul. Los grandes espejos que dan
nombre al salón están guarnecidos en oro y azul, coronados por estucos blancos
sobre fondo azul y rodeados con decoración de motivos vegetales.
Cabe destacar el velador central, de caoba y bronce dorado,
realizado por Thomire en 1788. En tiempos de Alfonso XIII esta sala
era utilizada como salón de música. La estancia también contiene una
estatua en mármol que representa a la infanta María Cristina de
Borbón y Battenberg, hija de Alfonso XIII, cuando era niña.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
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