viernes, 15 de junio de 2012

El majismo


    Los majos eran los habitantes de los barrios bajos de Madrid y tenían sus vestidos peculiares que, en realidad, constaban de las mismas piezas que otros vestidos populares de España y tenían la característica de ser muy coloridos y vistosos. Los hombres llevaban una redecilla o cofia recogiendo el cabello y grandes patillas. No usaban corbata sino un pañuelo decolores anudado a la garganta bajo el que se les veía siempre el cuello de la camisa. Vestían chaquetilla corta, generalmente adornada en la bocamanga y la pegadura de las mangas, chaleco, calzón, y en la cintura, una faja de colores. Las mujeres en la cabeza usaban una cofia sobre el pelo, que se llamó escofia cuando se fue haciendo más grande; un jubón con haldetas sobre el torso, adornado como las chaquetas masculinas; un pañuelo rellenando el escote; una falda llamada guardapiés que dejaba ver los tobillos; y un delantal largo y estrecho como adorno.



    Los majos, además de sus vestiduras, se distinguían por su actitud: bravucona en el caso de los hombres, atrevida y descarada en el de las mujeres, actitud que se criticaba pero se consideraba en su momento muy “atractiva y seductora”. Estos son los tipos que Goya pintó en sus cartones para tapices y lo hizo por encargo de los entonces Príncipes de Asturias, los futuros Carlos IV (1789-1808) y María Luisa, muy aficionados a estas escenas populares. En los primeros cartones de Goya, los pintados en los años 70, los majos parecen gentes del pueblo, pero, en los que pintó a finales de los años 80, los personajes son tan atildados que más bien que majos parecen señores elegantes vestidos como los majos, como en el cuadro “La Vendimia”.



    En relación con esta moda castiza, y con las mujeres, tenemos que hablar del “vestido nacional”, como lo llamaron los extranjeros que viajaron por España en esos años, que son los que nos hablan de él, pues a los españoles no les llamaba la atención. Todas las mujeres españolas se ponían, para salir a la calle o ir a la iglesia, una falda negra que se llamó basquiña (entonces las faldas de color se llamaron de otra manera) y se cubrían la cabeza y los hombros con una mantilla negra o blanca. Cuando entraban en una casa se quitaban ambas prendas, así que tenían que llevar debajo otra falda que se llamó brial, si estaba hecha de de tela de seda, o guardapiés, si estaba hecha de algodón. Todas las españolas tenían estas prendas, nobles, burguesas y mujeres del pueblo, entre ellas las majas; eran tan imprescindibles como las camisas y las enaguas, pero las señoras nobles no las usaban tan a menudo como las demás, ya que andaban muy poco por la calle; casi siempre iban en coche, un signo de distinción muy importante en aquellos años.



    En el cuadro de Ginés de Aguirre podemos ver al fondo una señora con polonesa, que seguramente acaba de bajar de un coche, y en primer término, otra señora con el “traje nacional” acompañada por un caballero con traje francés bajo la capa.

Fuentes: Museo del Traje.

http://elblogdepedrete.blogspot.com.es/2012/09/un-fenomeno-espanol-el-majismo.html

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