lunes, 23 de julio de 2012

Barbara de Braganza.

    Bárbara de Braganza (Maria Madalena Bárbara Xavier Leonor Teresa Antónia Josefa de Bragança) (Lisboa, 4 de diciembre de 1711 – Madrid, 27 de agosto de 1758) fue una infanta portuguesa, hija de Juan V de Portugal y María Ana de Austria. Bárbara contrajo matrimonio en 1729 en la ciudad de Badajoz con el entonces príncipe de Asturias, Fernando VI, llegando a ser reina consorte de España.



    La joven Bárbara era una mujer culta, de agradable carácter, dominadora de seis idiomas y gran amante de la música. Dicen que Bárbara era tan poco agraciada que los portugueses no enviaron su retrato hasta que los trámites del enlace estuvieron avanzados. Fernando y Bárbara se enamoraron profundamente y vivieron aislados durante el reinado de Felipe V, por voluntad de la entonces reina Isabel de Farnesio. Juntos se abandonaron a una languidez vital, a esa saudade portuguesa, contemplativa, religiosa y cultivada.

    En 1746 Fernando sube al trono de España y su esposa pasa a ocupar un importante papel en la corte, especialmente como mediadora entre el rey de Portugal y su esposo. Es conocida la protección que concedió al famoso cantante italiano Carlo Broschi, más conocido por el nombre de «Farinelli», y por su afición a la música, pues tuvo por maestro de clave a Domenico Scarlatti desde 1721 hasta su muerte y se sabe que tocó sus sonatas, que fueron en su publicación dedicadas a ella.



    Bárbara de Braganza tuvo una gran influencia sobre su marido pero no la empleó para entrometerse en los asuntos de estado, quizás porque tampoco tenía intereses propios ni sabía cómo obtener ventaja de ellos. Sí supo enriquecerse más de lo que sus hábitos hacían suponer, enviando a su muerte todo su patrimonio a su hermano don Pedro. Aún así el matrimonio dejaba la hacienda más caudalosa de todas las monarquías. Fue la promotora de la construcción del Convento de las Salesas Reales de Madrid. Tras su inauguración en 1757, la reina se trasladó a Aranjuez, donde falleció tras una larga agonía el 27 de agosto de 1758.

     Al morir Dª. Bárbara, Fernando VI perdió la cordura recluyéndose en el castillo de de Villaviciosa de Odón donde deambulaba sin sentido negándose a ser lavado ni afeitado y sin probar bocado. Un año después, marchito, se reunía con su amada esposa.



    Bárbara de Braganza es recordada como una reina moderada en sus costumbres, mecenas y amante de las artes, así como por el sincero amor y fidelidad que profesó a su marido el rey, cosa no frecuente en tiempos de matrimonios políticos o de conveniencia.

    Sus restos reposan en un cuidado mausoleo, en el convento que ella había fundado, uno de los más suntuosos del barroco madrileño, dentro de la Capilla del Santísimo, dando espalda al del rey, que ocupa el lado de la Epístola en el crucero, siendo los únicos reyes de España (exceptuando a la reina María de las Mercedes de Orleans, cuyo sepulcro se encuentra en la catedral de la Almudena) que se encuentran enterrados en la capital. Los mausoleos fueron diseñados, por encargo de Carlos III, por el arquitecto Francesco Sabatini, y labrados en mármol y pórfido por los escultores Francisco Gutiérrez y Juan León respectivamente


Fuentes: Wikipedia.

1 comentario:

  1. ¡Esta Bárbara de Braganza! Estaban enojada con ella porque no dio hijos al rey y, por otra parte, heredo a su familia de Portugal los caudales que había acumulado mientras fue reina. Cuando siendo adolescente leí lo de la locura de Fernando, su real esposo -más depresión que locura- al que tuvieron que encerrar en el castillo de Villaviciosa porque había resuelto dejarse morir para acompañar a la difunta a la otra vida, cosa inpensable, inadmisible pero, sobre todo, inédita en alguien cuya responsabilidad principal, ante de si mismo, era España; quedé anonadada por ese comportamiento romántico tan de vanguardia para haber vivido Fernando en los primeros años de la racional Ilustración. Así pues, asumí que había sido emocionalmente débil y que la "selección natural", en este caso, le había abierto el camino al tercero de los varones del francés Felipe V.

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