domingo, 29 de julio de 2012

Farinelli (II y última parte)




Carrera en Europa.

    En 1725, Farinelli se presentó en Viena, y en Venecia el año siguiente, regresando a Nápoles poco después. Cantó en Milán en 1726, donde Johann Joachim Quantz lo oyó y escribió lo siguiente:

    Farinelli tenía una voz de soprano penetrante, completa, rica, luminosa y bien modulada, con un rango en ese momento desde La debajo de Do medio a Re tres octavas por encima de Do medio... Su entonación era pura, su vibración maravillosa, su control de la respiración extraordinario y su garganta muy ágil, por lo que cantó los intervalos más amplios rápidamente y con la mayor de las facilidades y seguridad. Los pasajes de la obra y todo tipo de melismas no representaron dificultades para él. En la invención de ornamentación libre en el adagio fue muy fértil.

    Farinelli cantó en Bolonia en 1727. Fue allí donde conoció al cantante Antonio Maria Bernacchi (quince años mayor que Farinelli), a quien debió mucho de su instrucción. Con un éxito y fama creciente, Farinelli se presentó en casi todas las grandes ciudades de Italia; regresó una tercera vez a Viena en 1731.


En Londres.

    Farinelli modificó su estilo, según se dice, bajo el consejo de Carlos VI, desde una mera bravura de la escuela de Porpora a una de patetismo y simplicidad. Visitó Londres en 1734, arribando a tiempo para prestar su poderoso apoyo a la facción que en oposición a Händel había montado una ópera rival con Porpora como compositor y Senesino como cantante principal. Ni siquiera la ayuda de Farinelli pudo hacer que tuviera éxito.

    Su primera aparición en el teatro Lincoln's Inn Fields fue con Artaserse, de la que gran parte de la música era de su hermano, Riccardo Broschi. Su éxito fue instantáneo. Federico, Príncipe de Gales y la corte lo llenaron de favores y regalos.


En España.

    Tras pasar tres años en Inglaterra, Farinelli partió para España, quedándose antes algunos meses en Francia, donde cantó ante Luis XV de Francia. En España, donde sólo tenía planeado quedarse unos meses, terminó viviendo casi 25 años. Su voz, empleada por la reina para curar al Rey Felipe V, el primer Borbón, de su depresión melancólica, le ganó tanta influencia con Felipe V que éste no sólo acabaría dándole poder, sino el nombre oficial, de primer ministro. Farinelli era lo suficientemente sabio y modesto para usar ese poder discretamente. Estaba secretamente enamorado de una chica de la nobleza, de la cual no se sabe el nombre completo, solo sus iniciales: S.I.L.

    Durante dos décadas, noche tras noche, a Farinelli se le pedía que cantara las mismas canciones al rey. Farinelli fue nombrado director de teatros en Madrid y Aranjuez, y la mayoría de las obras que montó tenían textos de Pietro Metastasio. Se le otorgó el rango de caballero en 1750 y se le condecoró con la Cruz de Calatrava. Utilizó su poder en la corte para persuadir a Fernando VI que estableciera la ópera italiana. También colaboró con Domenico Scarlatti, un compañero napolitano que vivía en España. Después del ascenso de Carlos III, Farinelli se retiró a Bolonia con la fortuna que amasó, y allí pasó el resto de sus días con Metastasio, falleciendo pocos meses después que él. Su patrimonio incluía regalos de la realeza y valiosos instrumentos musicales, como un violín Stradivarius, y un clave, construido por Diego Fernández, que le regaló Bárbara de Braganza, y que él bautizo como Correggio.

    Farinelli no sólo cantó, sino que también tocó instrumentos musicales con teclado y la viola d'amore. Ocasionalmente compuso, escribió el texto y la música de un adiós a Londres y un aria para Fernando VI, así como sonatas en órganos.

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