domingo, 19 de agosto de 2012

El sombrero y la peluca en el siglo XVIII.


    En la antigüedad los tocados los utilizaban tanto hombres como mujeres para defenderse del frío o del sol y también como adorno. Según su forma indicaban diferencias sociales, religiosas o rituales. En las civilizaciones egipcias, romanas y griegas, el sombrero era usado como una marca de rango. En los primeros tiempos se cree que el fieltro, era el material más común utilizado al realizar sombreros. Originalmente fue descubierto por las tribus nómadas de Asia que utilizaban la lana de oveja para confeccionar tiendas de campaña y ropa. A lo largo de los siglos el tocado se representó en diversas formas  tanto para hombres como para mujeres. Durante  períodos anteriores los sombreros para hombres se consideraron un elemento importante de la moda, a diferencia de los sombreros de la mujer, que tomaron relevancia a partir del siglo XVIII. Gracias a su popularidad,  una gama cada vez más diversa de materiales fueron usados para su producción: seda, terciopelo, tafetán, cuero, fieltro…



    Sin lugar a dudas uno de los sombreros más populares de esta época fue el tricornio o sombrero de tres picos. La voz tricornio es un barbarismo adoptado del francés (tricorne - trois cornes) o del inglés (tricorn - three corner), como sinónimo de sombrero de tres picos, cuando en aquellas dos lenguas su significado no es estrictamente sombrero, sino "tripicudo" o "tríesquinado", por lo que su adopción en nuestra lengua no ha sido afortunada y ha inducido a numerosos errores, muchos de los cuales aún persisten en cuanto a la concepción que se tiene de lo que debe evocar o representar esta palabra.

    El tricornio es un tipo de sombrero que inicialmente es de fieltro y tiene el ala ancha y doblada hacia arriba buscando la copa y formando tres picos, pero esta denominación se presta a confusión o polémica porque el prefijo "tri" infiere tres "cuernos" en controversia con los dos picos reales que tiene en la actualidad e incluso desde el último tercio del siglo XVIII, cuando el pico delantero se fuerza adaptándose al contorno frontal de la copa y quedando físicamente solo dos picos laterales. A este tipo de sombrero se le denominaba "sombrero de tres picos puesto en batalla" que es exactamente el tipo de sombrero de tres picos que Napoleón popularizó.



    En el siglo XVIII hubo pocas variaciones en el diseño básico del sombrero de tres picos: el ala triangular del sombrero se curvaba algunas veces hacia arriba y otras veces horizontalmente pudiendo variar también su altura. Con frecuencia se utilizaban plumas y trenzados cruzando la parte alta del sombrero para alterar el ala del mismo. Como prenda militar, en sus dos variantes de tres y dos picos -reales-, se usó durante todo el siglo XVIII y fue desapareciendo de la casi totalidad de los uniformes españoles con la entrada del siglo XIX. En su periodo más popular, también fue de uso civil, sobre todo en las colonias de norteamérica. El motín de Esquilache de 1766 tuvo como desencadenante el bando de capas y sombreros con el que se pretendía acabar con la costumbre de ir embozados con capa larga y sombreros que ocultaban el rostro. Este sombrero de tres picos se llevaba normalmente con la punta hacia adelante, como los Chelsea Pensioners del Reino Unido y los patriotas de la Revolución Americana. La parte superior es baja, a diferencia de los gorros usados por los puritanos o los sombreros de copa del siglo XIX.



    Había tricornios muy sencillos y también sumamente extravagantes, incorporando incluso plumas, cintas y galones en oro o plata. El tricornio evolucionaría posteriormente al bicornio cuando pierde sus tres picos y al quedar solo dos se comienzan a ceñir por igual a la copa las dos alas restantes, este nuevo tipo de sombrero se portaba tanto "apuntado" de atrás hacia adelante, como atravesado, quedando así sus dos picos sobre cada hombro. Incluso en algunas ilustraciones de la época se pueden ver terciados o atravesados.

    La mujer llevaba un tocado de gasa llamado marli, en el que van doblados los extremos hacia atrás, sujetos con un alfiler. El bagnolette era un tocado de invierno que llevaban las mujeres de todas clases y edades. En 1794 llegaron los bonetes y gorros y los sombreros verticales con extravagantes tocados  empezaron a decaer. Lo normal eran los sombreros de paja.



    Mademoiselle Rose Bertin, comerciante de modas, llegó a ser  “Ministro de la Moda”, debido a su influencia sobre la reina Marie Antoinette. Consiguiendo la autoridad necesaria para imponer sus opiniones, el sentido de la publicidad, el gusto por el lujo que despliega en su suntuoso establecimiento de la calle Saint-Honoré, la calle del comercio elegante parisino, y la conciencia de su valor. Desde 1775 los economistas se dan cuenta de que el vestido de la mujer se convierte en Francia en un asunto político por su influencia en el comercio y las manufacturas.

La peluca.

    Una peluca es una cabellera postiza de cabello sintético o natural, usado en la cabeza principalmente por motivos estéticos. Muchos hombres y mujeres usan pelucas para disimular su pérdida de cabello. Las denominadas prótesis capilares, estas pueden ser indetectables a simple vista. Los actores usan pelucas para conseguir mayor similitud con sus personajes. El uso de pelucas se asocia con frecuencia a estilos de vida excéntricos y pintorescos, aunque en muchos casos éstas se convierten en accesorios imprescindibles para equilibrio emocional y la autoestima de una persona.



    En el siglo XVIII las pelucas se llevaban empolvadas, para darles su color blanco característico. Las que usaban las damas de la corte solían ser tan recargadas y voluminosas que se veían obligadas a viajar con la cabeza gacha en sus carruajes para no estropear el efecto de sus aparatosos tocados. Sin embargo en la época georgiana en Inglaterra el primer ministro William Pitt impuso un impuesto para que quien quisiera usar una peluca empolvada lo pagase sin embargo al ver que era un impuesto ridículo y desmesurado que los elaboradores de pelucas cobraban la misma gente opto por empolvarlas por si mismos con harina o cal.



    Desde finales del siglo XVII hasta principios del siglo XIX. Las tropas usaban uniformes que imitaban más o menos las modas de la época. Como parte de los uniformes los oficiales llevaban pelucas más adecuadas para los salones que para el campo de batalla. Así a finales del siglo XVII los oficiales llevaban pelucas muy largas de color natural, pero el siglo XVIII los civiles adoptaron pelucas más cortas, empolvadas y recogidas con una trenza, que acabarían adoptando los militares ya que eran más prácticas para aguantar los rigores de la vida militar que las más elaboradas que se usaban en las cortes. Aun en los climas extremos de la India y África o en cualquier colonia del mundo los oficiales británicos debían usar una peluca empolvada por incomodo que fuese por esta razón las pelucas comenzaron a elaborarse de algodón tratado para ser un poco menos incómodas.

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