Modisto y diseñador francés,
nacido en Normandía en 1880 y desaparecido prematuramente en 1936.
Nacido en una familia de
curtidores, su tío tenía una empresa peletera en la que empezó a trabajar en
1907. Cinco años más tarde abrió una pequeña tienda de confección en París, la Maison
Perry, en la que empezó a diseñar sus colecciones. La guerra interrumpió
esta prometedora carrera; luchó como capitán de infantería y, en 1915, tomó
parte en la batalla de Dardanelos,
con el cuerpo de elite de los zuavos. Esta experiencia le marcó para el resto
de su vida pues el joven despreocupado y alegre que era, tuvo oportunidad de
conocer el miedo y el horror de la guerra.
En 1919 volvió a París y reanudó
su negocio, esta vez con su propio nombre. Abordó su actividad de modisto desde
una nueva perspectiva: adaptar la moda a los nuevos tiempos que se vivían. Así
pues, se convirtió en un empresario consciente de que para hacer triunfar su
negocio había que arriesgar. Sabía que había perdido muchas de sus antiguas
clientes, parte de las cuales se habían puesto en manos de Coco Chanel, atraídas por las renovadoras ideas de la francesa.
Tomó entonces la decisión de dejar a su rival la clientela más moderna,
mientras él optaba por atraerse a la alta sociedad. Para ello contrató a un
equipo de colaboradores extraordinarios, que supieron transmitir el cambiante
espíritu de los años veinte y convirtieron su moda en el símbolo del período de
entreguerras. En su siguiente colección presentó vestidos de estilo pastoril,
con faldas acampanadas, muchas veces bordadas al estilo ruso.
Patou se caracterizó por su
simplicidad en las líneas y los colores, un estilo deportivo y sencillo que
pronto triunfó en los Estados Unidos y en las elegantes villas de Montecarlo,
Biarritz o Deauville. La clave de su diseño era la sencillez, que se resumía en
el talle natural y la silueta simple. Él fue el creador de los suéters a rayas blancas y azules
combinados con faldas plisadas y del nuevo estilo de traje de baño; también fue
el primero en comprender la importancia de los accesorios, a los que él
denominaba "futesas", y en
firmar éstos con su anagrama artístico, de tal forma que sus modelos y
complementos fueran siempre reconocibles. Empresario, como se dijo antes, a
quien no le importaba arriesgar, hizo desfilar en 1924 a seis maniquíes
norteamericanas en alta costura, algo impensable en aquel tiempo, pues la
morfología de americanas y europeas era diferente. En 1929 presentó la línea princesa,
vestidos rectos sin corte a la cintura, lo que daba la impresión de que ésta se
hallaba a la altura de las caderas.
Fue también un apasionado amante,
que hizo de sus pasiones femeninas sus modelos y embajadoras. Una de ellas fue
la tenista Suzanne Lenglen, quien
lució sus modelos dentro y fuera de la pista. Causó sensación entre el público
femenino cuando se presentó en la pista de tenis de Wimbledon con una falda blanca plisada hasta la rodilla y un
cárdigan sin mangas, un modelo que hoy día continúa siendo de plena actualidad.
No es de extrañar, por tanto, que
cuando el modisto decidiera crear sus propios perfumes, allá por el año 1925,
los nombres de éstas evocaran las tres etapas del amor: Amour-amour, Que
sais-je? y Adieu sagesse; asimismo, estos tres perfumes
estaban pensados especialmente para los tres tipos de mujer: Amour-amour era
una fragancia embriagante pensada para las pasionales mujeres morenas, Que
sais-je? fue una composición floral destinada a las rubias, y Adieu
sagesse, con notas fuertemente especiadas, destinado a las sensuales
pelirrojas.
Él fue el primero en lanzar un
perfume unisex, Le sien, pensado para hombres, pero también para
las mujeres modernas de la época, que jugaban al golf, fumaban y conducían
automóviles. Sin embargo, Patou no estaba todavía contento; deseaba una
creación única, una especie de buque insignia de su firma, como lo había sido
el nº 5 para Chanel. Así, junto a su amiga y consejera Elsa Maxwell y su perfumista Henry Almeras, se aplicaron en lograr
un aroma único e inimitable que fue, por fin, un compuesto de esencias de rosa
y jazmín, cuyo elevado precio lo convertía en prácticamente invendible. La
aparición del suntuoso Joy, en 1930,
es un hecho sin precedentes en la historia de la perfumería. El diseñador Jean
Patou decide burlarse de la historia buscando el antídoto contra la morosidad.
En plena crisis, le pide a Henri Almeras, perfumista de la casa:
" Olvídate de que estamos bajo presión, de que nuestro volumen de
negocios ha bajado en muchos clientes y ya no son lo suficientemente ricos como
para comprar. Te doy libertad para elegir los elementos más bonitos… ". Y
su nariz casó la rosa con el jazmín, dos flores tradicionalmente separadas y
dobló la concentración en ingredientes naturales.
Para conseguir 30 ml esta
preciada fragancia se necesitan 10.600 flores de jazmín y 28 docenas de rosas.
Jean Patou, segundo consumidor mundial de jazmín natural, poseía sus propios
campos de flores en Grasse. El frasco estaba diseñado por Louis Süe, inspirado en una pitillera de jade antigua, basado en el
concepto de cantidad de oro. Era de cristal Baccarat, tallado y pulido a mano,
decorado de oro fino y con doble cocción. Para terminar, se rellenaba a mano y
se sellaba.
Ésta fue, sin embargo, la carta
que jugó Patou que, amante del peligro como era, decidió arriesgar con una clientela
adinerada que podía permitirse este lujo en medio de la crisis que sacudía el
mundo. Bautizó su perfume Joy y lo sacó a la venta con el siguiente
eslogan: "Joy, el perfume más caro del mundo".
Animado por este éxito, continuó
lanzando al mercado nuevos aromas, siempre bajo la idea del símbolo: en 1935
creó Normandie para el lanzamiento del famoso barco; Vacances llegó
un año después, en 1936, para conmemorar los primeros despidos pagados a raíz
de la crisis, Colony en 1938, cuando en vísperas de la guerra
europea todo el mundo deseaba huir a ultramar, a cualquier parte que no fuera
el continente, L'Heure attendue en 1946 para celebrar la
liberación del país tras la guerra y Caline en 1964.
Desde 1919 hasta su muerte, Patou
fue un gigante del mundo de la moda, tanto en alta costura como en confección. Patou
murió prematuramente en 1936. Su hermana Madeleine y su esposo Raymond
Barbas continuaron la Casa Patou. Su casa continuó abierta tras su muerte,
dirigida por miembros de su familia y con los diseñadores Marc Boham, Karl Lagerfeld,
Pipart y Lacroix. La última colección de moda producida por la Casa de la
etiqueta Patou fue en 1987, cuando el negocio de la alta costura cerrada tras
la salida de Lacroix para abrir su propia casa. Tras el cierre de la empresa de
alta costura de la empresa no ha dejado de producir fragancias bajo la marca
Jean Patou.
Fuentes: MCN Biografías,
Doctissimo.
q sepas q yo si los leo!!!!!!!!!!! este me gusta menos, no es de mi estilo jejejjejej no le gusta el color!!un besazo guapeton!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBueno, pero hizo un perfume para pelirrojas.
Eliminar¡Un besote enorme!