domingo, 17 de junio de 2012

Felipe V de España (II Parte)


 La llegada a España.




    La noticia de la muerte de Carlos II el 1 de noviembre en Madrid, llegó a Versalles pasados cinco días. El 16 de noviembre de 1700 Luis XIV anunció en el tribunal español que aceptaba la voluntad de su primo, hermano y sobrino. A continuación se presentó a su nieto, de diecisiete años, a la Corte con estas palabras: «Señores, he aquí el Rey de España». Entonces le dijo a su nieto: «Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones es la manera de hacerlos felices y preservar la paz de Europa».

     Tras el evento, el imperio español y todas las monarquías europeas —a excepción de la Casa de Austria— reconocieron al nuevo rey. Felipe V dejó Versalles el 4 de diciembre y llegó a Madrid el 22 de enero de 1701. Pero después de unos meses de reinado, los errores políticos se acumularon:
  • En el 1 de febrero de 1701 el Parlamento de París conservó las cartas de derechos de Felipe V, preservando su derecho al trono de Francia.
  • En febrero de 1701 Luis XIV, a petición del Consejo de Regencia español, envió tropas francesas junto a las guarniciones españolas de los Países Bajos Españoles, en la frontera con las Provincias Unidas, instaladas de acuerdo a un tratado bilateral firmado con España en 1698.
  • Tras el fallecimiento en el exilio de Jacobo II de Inglaterra, en septiembre de 1701, Luis XIV reconoció como rey de Inglaterra y Escocia a su hijo Jacobo Estuardo, el viejo pretendiente, con gran indignación del rey Guillermo III de Inglaterra.
  • Los franceses se establecieron en los altos cargos en Madrid y la nueva forma de orientar la política española.
§        Aunque la mayoría de los países aceptaron al nuevo rey, el emperador Leopoldo se negó a hacerlo al considerar que el archiduque Carlos de Austria, su segundo hijo, tenía más derechos al trono. Poco después Luis XIV reconoció que los derechos sucesorios a la Corona de Francia de su nieto segundogénito, el nuevo rey de España, permanecían intactos. A pesar de que la posibilidad de que Felipe heredara el trono francés era remota, ya que el hijo de Luis XIV, el Gran Delfín, gozaba de una excelente salud, y el hijo de éste y hermano mayor de Felipe, estaba también en edad de reinar y casado, la perspectiva de una unión de  las Coronas de España y Francia bajo la Casa de Borbón pilotada desde la corte de Versalles, era temida por el resto de potencias. Ante esta situación, Inglaterra-Escocia, las Provincias Unidas (ambos países bajo la autoridad de Guillermo III de Inglaterra, rey de Inglaterra y Escocia y estatúder de las Provincias Unidas), junto con los Habsburgo austríacos, firmaron en septiembre de 1701 el Tratado de La Haya. Previamente el rey francés había establecido una alianza formal con el elector de Baviera en el tratado de Versalles de marzo de 1701, y en septiembre de ese mismo año, Luis XIV logró que Felipe V se casara con María Luisa Gabriela de Saboya, que se convertiría en su mayor apoyo en los difíciles momentos que pronto tendrían lugar. Ya su hermano, el duque de Borgoña, se había casado con la hermana de María Luisa, con lo que el matrimonio de las dos hermanas con dos hermanos iba dirigido a lograr una alianza con Saboya y a facilitar la entrada francesa en Italia.

§          Finalmente en mayo de 1702 la Gran Alianza de Haya declaró la guerra a Francia y España, dando así comienzo la Guerra de Sucesión Española (1702–1714).


Guerra de Sucesión Española (1700–1714)




    La Guerra de Sucesión se trataba de un conflicto internacional, pero también de un conflicto civil, pues mientras la Corona de Castilla y Navarra se mantuvieron fieles al candidato borbónico, la mayor parte de la Corona de Aragón prestó su apoyo al candidato austriaco. En el interior los combates fueron favorables a las tropas felipistas, que tras la victoria de Almansa (1707) obtuvieron el control sobre Aragón y Valencia.

    En 1713 el Archiduque Carlos fue elegido emperador de Alemania. Las potencias europeas, temerosas ahora del excesivo poder de los Habsburgo, retiraron sus tropas y firmaron ese mismo año el Tratado de Utrecht, en los que España perdía sus posesiones en Europa y conservaba los territorios metropolitanos (a excepción Gibraltar  y Menorca, que pasaron a Gran Bretaña) y de ultramar. No obstante, Felipe fue reconocido como legítimo rey de España por todos los países, con excepción del archiduque Carlos, ya entonces emperador, que seguía reclamando para sí mismo el trono español.

Fuentes: Wikipedia.

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