Política exterior.
Los protagonistas de este período
fueron Isabel de Farnesio y el primer ministro Giulio Alberoni,
agente de la corte de Parma que había negociado su enlace matrimonial
y que actuó como el hombre fuerte en la Corte. La muerte de su abuelo Luis
XIV de Francia produjo el ascenso como regente de Francia del duque
de Orleans, enemigo personal de Felipe V, frustrando toda posible aspiración a
intervenir de ningún modo en Versalles. Esto llevó a un giro en la política
exterior, que se sumó al producido en el interior.
Cabe destacar de esta fase la
política exterior, que partió del rechazo de los tratados de Utrecht y Rastatt y
tuvo como objetivo la recuperación de los territorios italianos para situar en
ellos a los hijos de Isabel de Farnesio y crear reinos satélites de España.
En 1717 las tropas
españolas conquistaron Cerdeña e invadieron Sicilia al año
siguiente. Por ello, Gran Bretaña, Francia, Holanda y Austria firmaron
la Cuádruple Alianza contra España. Una escuadra inglesa
destruyó la armada española en Cabo Pesaro y los aliados solicitaron
la dimisión de Giulio Alberoni, promotor de esta política, como condición
para la paz.
En 1725 se firmaron tratados de
paz y alianza con Carlos VI de Austria, y al año siguiente comenzó la
guerra hispano-británica. Esta rivalidad, originada de las ventajas que había
obtenido Inglaterra en el Tratado de Utrecht, marcó el resto del reinado con
incesantes incidentes marítimos (desde 1739 la conocida con el nombre
de Guerra del Asiento). La organización de la Liga de Hannover entre las
potencias europeas recelosas del tratado hispano-austriaco obligó a denunciarlo
y a firmar el Convenio de El Pardo (1728) que reconoció definitivamente la
vigencia del Tratado de Utrecht. Bajo la dirección de Patiño se reorientó
la política exterior, buscando la alianza con Francia a través del Primer
Pacto de Familia (1733), en el contexto de la Guerra de Sucesión
Polaca.
La ambivalente posición frente
al tratado de Utrecht y la política europea de Francia también tuvieron
como objetivo la recuperación de los territorios italianos para situar en ellos
a los hijos de Isabel de Farnesio y crear reinos satélites de España. La tarea
fue encomendada a Carlos, el futuro Carlos III de España, que empezó
por Piacenza, Parma y Toscana (1732) para luego ocupar el
trono de Nápoles (1734) (los tres ducados hubieron de ser devueltos a
Austria, para ser más tarde recuperados, menos Toscana, por el infante Felipe).
España volvió a ser una potencia naval dominando el Atlántico, y a tener en
cuenta en el Mediterráneo Occidental (aunque Inglaterra siguió
controlando Gibraltar y Menorca). El nuevo ministro José
del Campillo y Cossío, en el contexto de la Guerra de Sucesión Austríaca llevó
al Segundo Pacto de Familia (1743).
Pactos de Familia.
Los Pactos de Familia fueron tres
alianzas acordadas en distintas fechas del siglo XVIII entre las
monarquías de España y Francia. Deben su nombre a la relación de
parentesco existente entre los reyes firmantes de los pactos, todos ellos
pertenecientes a la Casa de Borbón. España se dio cuenta que le convenía
una política de amistad con Francia, por lo que se firmó un acuerdo por el que
se ligaban militarmente, dos de ellos se firmaron en la época de Felipe V, los
pactos llevaron a España a una serie de guerras europeas de la época:
- Primer pacto: firmado en 1734, hace intervenir a España en la guerra de sucesión de Polonia, que acaba con el tratado de Viena en 1738. En este tratado, el príncipe Carlos, obtiene Nápoles y Sicilia.
- Segundo pacto: España entra en la guerra de sucesión de Austria en 1743, y cuando acaba esta guerra en el 1748, Felipe V había muerto, y por el tratado de Aguisgrán, el príncipe Felipe obtiene los ducados de Parma, Plasencia y Guastalla.
Fuentes: Wikipedia.
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