Felipe V haría que la administración pública corriera
directamente por cuenta del Estado, estableciendo así las intendencias. La
administración sería ejercida en adelante por la Corona y por funcionarios
públicos especialmente nombrados para tales fines. Todas las funciones de la
administración pública debían caer en manos de profesionales. El nombramiento
de los funcionarios tendría en cuenta únicamente su preparación y competencia.
Sólo ascenderían por sus méritos y debían percibir un buen salario para evitar
la corrupción.
Felipe V realizó una completa modernización de las técnicas
administrativas. Esto sería posible gracias al profesionalismo de los
funcionarios públicos y a la elaboración de leyes e indicaciones claras. La
rendición de cuentas a las autoridades sería regular y periódica, y la
fiscalización se realizaría permanentemente, pudiendo sustituir al funcionario
que no cumpliera sus funciones.
Se constituyó la obligatoria e inmediata observancia de la
ley. Durante los siglos XVI y XVII muchas ordenanzas enviadas
desde la metrópoli fueron «acatadas, mas no cumplidas» por las autoridades
coloniales. Según el historiador Céspedes del Castillo, la meta
reformadora consistió en sustituir esa fórmula por otra como esta: "Obedezco,
cumplo e informo de haberlo hecho con rapidez y exactitud". Por último se
limitaron el poder del Arzobispado y las funciones de los obispos,
reduciendo el poder de la iglesia.
Reformas económicas.
Se fortalecieron y regularon las actividades
económicas. España debía recuperar el comercio con sus posesiones de
ultramar, arrebatándoselo a los franceses e ingleses, y combatir
el contrabando. Se mejoró el sistema fiscal. También se aumentaron los impuestos y
se crearon aduanas, encargadas de recaudar los impuestos del comercio
interior y exterior.
Felipe V ratificó las medidas mercantilistas, como la
prohibición de importar manufacturas textiles o la de exportar grano; y se
intentó reanimar el comercio colonial a través de la creación
de compañías privilegiadas de comercio (al estilo de los Países Bajos
o el Reino de Gran Bretaña) aunque no tuvieron demasiado éxito. Las
cláusulas del tratado de Utrecht que daban a Inglaterra el derecho a un navío
de permiso y el asiento de negros hacían que fuera más sencillo
para los comerciantes ingleses que para los españoles (sujetos a las
reglamentaciones monopolísticas de la flota de Cádiz y la Casa de
Contratación).
Reformas educativas.
El control de la educación pasa a manos del Estado. La
instrucción también fue objeto de reforma; la enseñanza primaria siguió en
manos de las órdenes religiosas ante la falta de profesorado
competente. Sin embargo, la educación universitaria fue reformada a fondo. Se
crearon nuevas instituciones de educación superior llamadas “Colegios Mayores”,
que eran administrados por el Estado, como el Colegio de Minería; en ellos se
implantó el sistema de provisión de becas. Las academias científicas
completaron las reformas en este campo.
Fuentes: Wikipedia.
Fuentes: Wikipedia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario