Real Fábrica de Tapices, Madrid (1721-actualidad).
Fundada por Felipe V de España, continúa abierta en la actualidad,
fabricando tapices, alfombras y reposteros.
La Real Fábrica de
Tapices de Santa Bárbara es una de las manufacturas reales para
la fabricación de objetos de lujo creadas por la política mercantilista de
la Ilustración española. Fue fundada en el año 1720 por Felipe
V, a imitación de los talleres reales franceses que seguían el modelo de Colbert,
tras la interrupción de la importación de tapices flamencos tras la Paz de
Utrecht, que proveían las piezas destinadas a las dependencias reales.
Historia.
En sus inicios fue dirigida
por Jacobo Vandergoten y su familia, procedente de Amberes y se
ocupó una finca en las afueras de Madrid, al lado de la Puerta de Santa
Bárbara, de la que la Real Fábrica toma su nombre. Se instalaron telares de
bajo lizo que se realizaban a partir de modelos realizados por pintores de la
corte. Se siguieron en estos primeros años modelos flamencos, de la escuela
de David Teniers III y Philips Wouwerman. En 1734, su hijo Jacobo
Vandergoten «el Joven» inaugura otra fábrica que trabaja el «alto lizo»,
más moderno.
in embargo, su verdadera
importancia comienza en 1746 durante el reinado de Fernando VI, con la
unificación de las dos manufacturas y el decisivo mecenazgo real. Se renovaron
los estilos de los cartones, que se miraban ahora a pintores italianos
como Jacopo Amiconi, Corrado Giaquinto o franceses, entre los
que destacan Louis-Michel van Loo y Michel-Ange Houasse, con la
colaboración de Andrés de la Calleja y Antonio González Ruiz. Se
renuevan también los temas, que abarcan ahora mayor variedad, desarrollando
motivos mitológicos y un costumbrismo pintoresco, que respondían al fin
decorativo de estas manufacturas. Destacan también series históricas e incluso
una Historia de Don Quijote, que se hace eco de los personajes de
ficción de una novela ya elevada al rango de clásico.
Pero será con Carlos III y
la dirección de Antonio Rafael Mengs que la fabricación de tapices
experimenta su época más brillante. El checo, nombrado desde su llegada a
España primer pintor de cámara del Rey, introduce un concepto neoclásico
en la composición no exenta del pintoresquismo que ahora se va a aplicar a
temas de costumbres, escenas, tipos y paisajes españoles, producto del influjo
de la Ilustración, que deseaba un mayor conocimiento de la realidad del
país. Para ello se ayudó del arquitecto Sabatini en la labor de
dirección de la Real Fábrica y posteriormente (y en sus ausencias) de Francisco
Bayeu (nombrado director tras Mengs) y Mariano Salvador Maella. Se
contrató a jóvenes artistas españoles, como José del Castillo, Ginés
Andrés de Aguirre, Antonio Barbazza, Mariano Nani, Zacarías González
Velázquez, José Camarón Meliá y Ramón Bayeu.
Por encima de todos ellos destacó
la labor de Francisco de Goya desde su llegada en 1775 como pintor de
cartones, hasta 1792 en que una grave enfermedad, que le produjo su sordera, le
alejó definitivamente de este trabajo, su primer desempeño en la corte
madrileña. Fue él quien logró conjugar en su quehacer los estilos de las
escuelas anteriores y crear uno propio, que en adelante caracterizó a la Real
Fábrica hasta su declive tras el reinado de Carlos IV y la Guerra de la
Independencia.
La Real Fábrica de Tapices
continúa su actividad en la actualidad bajo la figura de una Fundación que
continúa la tradición tricentenaria de la producción artesanal de tapices y
alfombras con el objeto de mantener viva esta institución cultural y los
oficios artesanos que le son propios, que están en vías de desaparición.
Asimismo la Fundación tiene el objetivo de conservar y divulgar los tesoros
artísticos históricos y mantener la tarea de reproducir los diseños de autores
contemporáneos, como ya hizo en el siglo XX con obras de José María Sert, Manuel
Viola, Picasso o Dalí, entre otros pintores de reconocido
prestigio.
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