Francisco Salzillo y Alcaraz (Murcia, 12
de mayo de 1707 - 2 de marzo de 1783) fue un escultor barroco español,
considerado como el más representativo imaginero del siglo XVIII español
y uno de los más grandes del Barroco. Salzillo se dedicó en exclusiva a la
temática religiosa y supo plasmar en su estilo los cambios que se fueron
produciendo durante el siglo XVIII, lo que se vio plasmado en una escultura de
transición hacia el rococó y el neoclasicismo, así como en
diversos cambios que se fueron produciendo en el taller que heredó de su padre,
él también escultor e imaginero, Nicolás Salzillo.
Su vida transcurrió enteramente en la
ciudad de Murcia que, hoy día, cuenta con un museo dedicado a su obra, el Museo
Salzillo, que alberga algunas de sus obras más características, como el belén o
los ocho pasos que procesionan el Viernes Santo en la llamada procesión
de los Salzillos.
Francisco Salzillo nació en Murcia el 12 de
mayo de 1707. Su padre, Nicolás Salzillo, era un escultor italiano,
procedente de Santa Maria Capua Vetere, que unos años antes se había
afincado en Murcia. Tras iniciar estudios de Letras con los jesuitas,
parece que entró en la Orden Dominicana como novicio, tras lo cual
tuvo que hacerse cargo del taller escultórico de su padre a la muerte de éste
en 1727, cuando Francisco contaba con tan sólo veinte años.
Era el segundo de siete hermanos, algunos
de los cuales trabajarían en el taller familiar, concretamente José Antonio y
Patricio, nacidos en 1710 y 1722 respectivamente. En 1746 se
casó con Juana Vallejo y Taibilla, matrimonio fruto del cual nacieron dos
hijos: Nicolás, nacido en1750 y muerto al año siguiente, y María
Fulgencia. Toda la vida de Francisco Salzillo tuvo lugar en Murcia, donde se
hizo con un nombre y una fama que trascendieron lo meramente artístico. Sólo
hay documentado un viaje suyo fuera de la ciudad de Murcia, el que realizó a Cartagena para
la entrega de las imágenes de los Cuatro Santos en 1755. Rechazó la
invitación del Conde de Floridablanca para trasladarse a Madrid,
lo que le habría servido para darse a conocer en la Corte.
Con el paso de los años, su obra fue
adquiriendo fama y recibió multitud de encargos de iglesias y conventos de Murcia y
de las provincias limítrofes: Alicante, Albacete y Almería.
En 1755 se le nombró Escultor Oficial del Consejo de Murcia e
inspector de pintura y escultura.
Tras la muerte de su esposa en 1763,
las reuniones de Salzillo con otros artistas e intelectuales murcianos se
hicieron más frecuentes. En 1777 fundaron la Real Sociedad
Económica de Amigos del País de Murcia, que sirvió para que en 1779 se
creara la Escuela Patriótica de Dibujo, que tuvo como primer director a
Salzillo.
Falleció en Murcia el 2 de marzo de 1783.
Fue enterrado en el Convento de Capuchinas de Murcia, donde había
profesado su hermana Francisca de Paula.
Las producciones más destacadas de su época
juvenil, en la que le tocó hacerse cargo del taller de su padre, fueron la Dolorosa de
la parroquia de Santa Catalina, el San José de Santa
Clara, la Sagrada Familia de San Miguel y la Inmaculada del
convento de Verónicas, todas ellas presentes en la ciudad de Murcia.
A partir de 1740 empezó a
apreciarse con mayor claridad su estilo personal y bien definido. Fue en este
año cuando consiguió fama con La Piedad de la Cofradía de
los Servitas de la parroquia de San Bartolomé de Murcia, modelo que
repitió para Lorca, Dolores de Alicante y Yecla. Fue su primera
incursión en la iconografía pasionaria, de la que se convertiría en un gran
maestro.
Otras obras importantes que siguieron a
ésta fueron el San Antón de la ermita de San Antón (1746), el San
Agustín de las Agustinas y el medallón de la Virgen de la
Leche para la Catedral de Murcia.
La influencia italiana se aprecia en obras
de este período como las imágenes de San Francisco y Santa
Clara del convento de Capuchinas. El movimiento y la expresión de sus
manos les convierten en unas de las principales obras barrocas en el terreno de
la espiritualidad y la mística.
A partir de 1765 y con Roque
López, el principal de sus discípulos, trabajando ya en su taller, se puede
hablar de una producción más industrializada. Son características de este
período la Virgen de las Angustias de Yecla, la Virgen
de la Aurora de Aledo, el Lavatorio de los pies de Cristo
al Príncipe de los Apóstoles de las Salesas Reales de Orihuela, o
laSagrada Familia de la Iglesia de Santiago de Orihuela.
Además destaca el Cristo de las Isabelas o de la Buena Muerte o Cristo
Yacente de las Clarisas de Orihuela (1774), única escultura
en toda su producción de esta temática. Destacan también los santos Dominicos
de la Iglesia de Santiago de Orihuela (1775).
A partir de 1776 se observa un
viraje en la producción de Salzillo incluyendo algunas notas del neoclasicismo.
Son características de este periodo la imagen de Cristo del paso de Pretorio
en Casa de Pilatos (1777) de la cofradía del Ecce-Homo de Orihuela o
el Cristo atado a la columna (1777-1778) de la Cofradía de
Jesús de Murcia.
Francisco Salzillo trabajó exclusivamente
la temática religiosa (procesional y no procesional), y casi siempre en
madera policromada.
Su obra es el resultado de un cruce de
influencias y estilos. Por medio de su padre Nicolás recibió la influencia
de escultores italianos como Bernini y Andrea Bolgi,
aunque la obra del escultor francés Antonio Dupar y la tradición española también
estuvieron presentes en su formación.
La disposición de las manos en algunas de
sus obras fue un rasgo significativo que heredó de su padre: la izquierda sobre
el pecho y la derecha extendida, a veces invertidas. También las obras de éste
le sirvieron de inspiración para la escultura infantil.
No obstante, el Barroco italiano
fue lo que le marcó más, mediante la estampa, el grabado y contactos directos
con diferentes artistas y con sus creaciones.
Con todo esto, el estilo personal de Francisco que caracterizaría sus
obras destacó desde muy pronto, con técnicas como el terminado del cabello a
punta de cincel o su labrado en forma de estrías muy finas.
A diferencia de los grandes autores del siglo
XVII, como Montañés o Gregorio Fernández, Francisco Salzillo no
profundizaría en los aspectos dramáticos de las escenas, ahondando en conceptos
naturalistas y de idealizada belleza que serán ya transición del final del
Barroco al Rococó y al Neoclasicismo.
Salzillo creó escuela, la llamada Escuela
Murciana de Escultura, que trascendió a su época y que ha permanecido
vigente hasta nuestros días pues, tanto sus primeros seguidores como los que se
han ido sucediendo hasta la fecha, han perpetuado los modelos y tipos
iconográficos y estilísticos de Francisco Salzillo.
Salzillo heredó el taller de su padre tras
la muerte de éste en 1727 y asumió su dirección. Empezó siendo un taller
familiar, en el que trabajaban sus hermanos José Antonio y Patricio, y años más
tarde se incorporaron diversos discípulos, de los que sólo son conocidos los
nombres de José López y Roque López. El primero entró a trabajar
en 1753, cuando Salzillo estaba comenzando los trabajos de la serie
pasionaria de Viernes Santo y el taller necesitaba de pupilos
dispuestos para los trabajos más rudimentarios que requería la talla en madera.
Por su parte, Roque López se comprometió mediante contrato en 1765, año en
el que Salzillo inauguró su academia doméstica.
Asimismo, es sabido que el taller de
Salzillo mantuvo contactos con el arquitecto y escultor Jaime
Bort, aunque únicamente en el mundo del retablo.
Francisco recibió de su padre como herencia
herramientas, dibujos y obras como santos eremitas, figuras de mujer
o modelos infantiles. Gracias a ellos, el autor se fue formando como escultor y
fue construyendo su propio estilo. En el taller, estas piezas eran estudiadas
con frecuencia para ver novedades iconográficas, soluciones espaciales, formas
anatómicas, giros corporales o expresiones de rostros antes de ser llevados a
la madera.
Los bocetos que se conservan en
el Museo Salzillo han sido una fuente de gran valor para comprender la
organización del trabajo en el taller y el proceso previo al trabajo de la
madera. Tras recibir un encargo, Salzillo dibujaba en papel la idea original,
con sus rasgos tridimensionales sugeridos con el empleo de tintas y sombreados.
El siguiente paso era modelar el boceto, para lo cual empleaba materiales como
la arcilla, el yeso o la cera. No todos los bocetos se
verían plasmados en la obra definitiva, sino que a veces servirían sólo como
experimentación, razones por las que eran como un libro instructivopara
oficiales y obradores durante su proceso de aprendizaje.
El trabajo en el taller estaba fuertemente jerarquizado.
Salzillo, como representante legal, se encontraba al frente del mismo. Detrás
contaba con la colaboración de diversos ayudantes que se encargaban de los
trabajos previos a la talla de la madera y de intervenir en diversos aspectos
de su proceso de ejecución.
Los miembros del taller quedaban sometidos
a la disciplina de Salzillo, cuya personalidad y calidad como escultor iban
trazando el estilo a seguir, con el resultado de una gran uniformidad en todas
las obras que salían del mismo. Su concepto de la imagen y del color se veía
reflejado en todos los pasos a seguir hasta llegar al resultado final. Aspectos
como el boceto, la textura quebrada de la talla, la policromía, los matices o
las veladuras reflejaban las señas diferenciales de su estilo. Este modelo
salzillesco, caracterizado por la producción de imágenes en un lenguaje fácil
de comprender, llevó a un aumento en el número de encargos que recibía el
taller hacia la década de 1740.
En 1765, fruto de las frecuentes
tertulias que el escultor mantenía con sus amigos ilustrados, nació la llamada academia
de Salzillo en un intento de superar el modelo ya caduco del escultor
solitario encargado de educar a sus discípulos. Desde la creación en 1752 de
la Academia de San Fernando, diversas academias oficiales estaban
sustituyendo el clásico modelo empírico y personal por un método según el cual
el estudio era la base fundamental para adquirir nuevos conocimientos.
Salzillo continuó como director del taller
y principal encargado de la formación de sus pupilos pero, siguiendo las
corrientes de la Ilustración, pasó a preocuparse más de la educación artística
impartida a los mismos.
En la ciudad de Murcia no existía un
organismo encargado de la reglamentación de ese tipo de enseñanzas. Tampoco
había óptimos modelos que indicasen lo que debía hacerse durante las diversas
etapas del saber artístico pero, imitando lo que se hacía en otras ciudades
españolas, Salzillo consiguió que empezase a producirse una completa renovación
del sistema de aprendizaje, demostración de la capacidad del escultor para
comprender los cambios que se fueron produciendo a lo largo del siglo
XVIII.
Fuentes: Wikipedia.
Fuentes: Wikipedia.
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