jueves, 15 de noviembre de 2012

Francisco Salzillo.


    Francisco Salzillo y Alcaraz (Murcia, 12 de mayo de 1707 - 2 de marzo de 1783) fue un escultor barroco español, considerado como el más representativo imaginero del siglo XVIII español y uno de los más grandes del Barroco. Salzillo se dedicó en exclusiva a la temática religiosa y supo plasmar en su estilo los cambios que se fueron produciendo durante el siglo XVIII, lo que se vio plasmado en una escultura de transición hacia el rococó y el neoclasicismo, así como en diversos cambios que se fueron produciendo en el taller que heredó de su padre, él también escultor e imaginero, Nicolás Salzillo.

    Su vida transcurrió enteramente en la ciudad de Murcia que, hoy día, cuenta con un museo dedicado a su obra, el Museo Salzillo, que alberga algunas de sus obras más características, como el belén o los ocho pasos que procesionan el Viernes Santo en la llamada procesión de los Salzillos.

    Biografía.



    Francisco Salzillo nació en Murcia el 12 de mayo de 1707. Su padre, Nicolás Salzillo, era un escultor italiano, procedente de Santa Maria Capua Vetere, que unos años antes se había afincado en Murcia. Tras iniciar estudios de Letras con los jesuitas, parece que entró en la Orden Dominicana como novicio, tras lo cual tuvo que hacerse cargo del taller escultórico de su padre a la muerte de éste en 1727, cuando Francisco contaba con tan sólo veinte años.

    Era el segundo de siete hermanos, algunos de los cuales trabajarían en el taller familiar, concretamente José Antonio y Patricio, nacidos en 1710 y 1722 respectivamente. En 1746 se casó con Juana Vallejo y Taibilla, matrimonio fruto del cual nacieron dos hijos: Nicolás, nacido en1750 y muerto al año siguiente, y María Fulgencia. Toda la vida de Francisco Salzillo tuvo lugar en Murcia, donde se hizo con un nombre y una fama que trascendieron lo meramente artístico. Sólo hay documentado un viaje suyo fuera de la ciudad de Murcia, el que realizó a Cartagena para la entrega de las imágenes de los Cuatro Santos en 1755. Rechazó la invitación del Conde de Floridablanca para trasladarse a Madrid, lo que le habría servido para darse a conocer en la Corte.

    Con el paso de los años, su obra fue adquiriendo fama y recibió multitud de encargos de iglesias y conventos de Murcia y de las provincias limítrofes: Alicante, Albacete y Almería. En 1755 se le nombró Escultor Oficial del Consejo de Murcia e inspector de pintura y escultura.

     Tras la muerte de su esposa en 1763, las reuniones de Salzillo con otros artistas e intelectuales murcianos se hicieron más frecuentes. En 1777 fundaron la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, que sirvió para que en 1779 se creara la Escuela Patriótica de Dibujo, que tuvo como primer director a Salzillo.

    Falleció en Murcia el 2 de marzo de 1783. Fue enterrado en el Convento de Capuchinas de Murcia, donde había profesado su hermana Francisca de Paula.

    Etapas.



    Las producciones más destacadas de su época juvenil, en la que le tocó hacerse cargo del taller de su padre, fueron la Dolorosa de la parroquia de Santa Catalina, el San José de Santa Clara, la Sagrada Familia de San Miguel y la Inmaculada del convento de Verónicas, todas ellas presentes en la ciudad de Murcia.

    A partir de 1740 empezó a apreciarse con mayor claridad su estilo personal y bien definido. Fue en este año cuando consiguió fama con La Piedad de la Cofradía de los Servitas de la parroquia de San Bartolomé de Murcia, modelo que repitió para Lorca, Dolores de Alicante y Yecla. Fue su primera incursión en la iconografía pasionaria, de la que se convertiría en un gran maestro.

    Otras obras importantes que siguieron a ésta fueron el San Antón de la ermita de San Antón (1746), el San Agustín de las Agustinas y el medallón de la Virgen de la Leche para la Catedral de Murcia.

    La influencia italiana se aprecia en obras de este período como las imágenes de San Francisco y Santa Clara del convento de Capuchinas. El movimiento y la expresión de sus manos les convierten en unas de las principales obras barrocas en el terreno de la espiritualidad y la mística.

    A partir de 1765 y con Roque López, el principal de sus discípulos, trabajando ya en su taller, se puede hablar de una producción más industrializada. Son características de este período la Virgen de las Angustias de Yecla, la Virgen de la Aurora de Aledo, el Lavatorio de los pies de Cristo al Príncipe de los Apóstoles de las Salesas Reales de Orihuela, o laSagrada Familia de la Iglesia de Santiago de Orihuela. Además destaca el Cristo de las Isabelas o de la Buena Muerte o Cristo Yacente de las Clarisas de Orihuela (1774), única escultura en toda su producción de esta temática. Destacan también los santos Dominicos de la Iglesia de Santiago de Orihuela (1775).

    A partir de 1776 se observa un viraje en la producción de Salzillo incluyendo algunas notas del neoclasicismo. Son características de este periodo la imagen de Cristo del paso de Pretorio en Casa de Pilatos (1777) de la cofradía del Ecce-Homo de Orihuela o el Cristo atado a la columna (1777-1778) de la Cofradía de Jesús de Murcia.

    Estilo.



    Francisco Salzillo trabajó exclusivamente la temática religiosa (procesional y no procesional), y casi siempre en madera policromada.

    Su obra es el resultado de un cruce de influencias y estilos. Por medio de su padre Nicolás recibió la influencia de escultores italianos como Bernini y Andrea Bolgi, aunque la obra del escultor francés Antonio Dupar y la tradición española también estuvieron presentes en su formación.

    La disposición de las manos en algunas de sus obras fue un rasgo significativo que heredó de su padre: la izquierda sobre el pecho y la derecha extendida, a veces invertidas. También las obras de éste le sirvieron de inspiración para la escultura infantil.

    No obstante, el Barroco italiano fue lo que le marcó más, mediante la estampa, el grabado y contactos directos con diferentes artistas y con sus creaciones.

   Con todo esto, el estilo personal de Francisco que caracterizaría sus obras destacó desde muy pronto, con técnicas como el terminado del cabello a punta de cincel o su labrado en forma de estrías muy finas.

    A diferencia de los grandes autores del siglo XVII, como Montañés o Gregorio Fernández, Francisco Salzillo no profundizaría en los aspectos dramáticos de las escenas, ahondando en conceptos naturalistas y de idealizada belleza que serán ya transición del final del Barroco al Rococó y al Neoclasicismo.
Salzillo creó escuela, la llamada Escuela Murciana de Escultura, que trascendió a su época y que ha permanecido vigente hasta nuestros días pues, tanto sus primeros seguidores como los que se han ido sucediendo hasta la fecha, han perpetuado los modelos y tipos iconográficos y estilísticos de Francisco Salzillo.

    El taller de Salzillo.



    Salzillo heredó el taller de su padre tras la muerte de éste en 1727 y asumió su dirección. Empezó siendo un taller familiar, en el que trabajaban sus hermanos José Antonio y Patricio, y años más tarde se incorporaron diversos discípulos, de los que sólo son conocidos los nombres de José López y Roque López. El primero entró a trabajar en 1753, cuando Salzillo estaba comenzando los trabajos de la serie pasionaria de Viernes Santo y el taller necesitaba de pupilos dispuestos para los trabajos más rudimentarios que requería la talla en madera. Por su parte, Roque López se comprometió mediante contrato en 1765, año en el que Salzillo inauguró su academia doméstica.

    Asimismo, es sabido que el taller de Salzillo mantuvo contactos con el arquitecto y escultor Jaime Bort, aunque únicamente en el mundo del retablo.

    Sistema de trabajo.



    Francisco recibió de su padre como herencia herramientas, dibujos y obras como santos eremitas, figuras de mujer o modelos infantiles. Gracias a ellos, el autor se fue formando como escultor y fue construyendo su propio estilo. En el taller, estas piezas eran estudiadas con frecuencia para ver novedades iconográficas, soluciones espaciales, formas anatómicas, giros corporales o expresiones de rostros antes de ser llevados a la madera.

    Los bocetos que se conservan en el Museo Salzillo han sido una fuente de gran valor para comprender la organización del trabajo en el taller y el proceso previo al trabajo de la madera. Tras recibir un encargo, Salzillo dibujaba en papel la idea original, con sus rasgos tridimensionales sugeridos con el empleo de tintas y sombreados. El siguiente paso era modelar el boceto, para lo cual empleaba materiales como la arcilla, el yeso o la cera. No todos los bocetos se verían plasmados en la obra definitiva, sino que a veces servirían sólo como experimentación, razones por las que eran como un libro instructivopara oficiales y obradores durante su proceso de aprendizaje.

    El trabajo en el taller estaba fuertemente jerarquizado. Salzillo, como representante legal, se encontraba al frente del mismo. Detrás contaba con la colaboración de diversos ayudantes que se encargaban de los trabajos previos a la talla de la madera y de intervenir en diversos aspectos de su proceso de ejecución.

    Los miembros del taller quedaban sometidos a la disciplina de Salzillo, cuya personalidad y calidad como escultor iban trazando el estilo a seguir, con el resultado de una gran uniformidad en todas las obras que salían del mismo. Su concepto de la imagen y del color se veía reflejado en todos los pasos a seguir hasta llegar al resultado final. Aspectos como el boceto, la textura quebrada de la talla, la policromía, los matices o las veladuras reflejaban las señas diferenciales de su estilo. Este modelo salzillesco, caracterizado por la producción de imágenes en un lenguaje fácil de comprender, llevó a un aumento en el número de encargos que recibía el taller hacia la década de 1740.

    La academia de Salzillo.



    En 1765, fruto de las frecuentes tertulias que el escultor mantenía con sus amigos ilustrados, nació la llamada academia de Salzillo en un intento de superar el modelo ya caduco del escultor solitario encargado de educar a sus discípulos. Desde la creación en 1752 de la Academia de San Fernando, diversas academias oficiales estaban sustituyendo el clásico modelo empírico y personal por un método según el cual el estudio era la base fundamental para adquirir nuevos conocimientos.

    Salzillo continuó como director del taller y principal encargado de la formación de sus pupilos pero, siguiendo las corrientes de la Ilustración, pasó a preocuparse más de la educación artística impartida a los mismos.

    En la ciudad de Murcia no existía un organismo encargado de la reglamentación de ese tipo de enseñanzas. Tampoco había óptimos modelos que indicasen lo que debía hacerse durante las diversas etapas del saber artístico pero, imitando lo que se hacía en otras ciudades españolas, Salzillo consiguió que empezase a producirse una completa renovación del sistema de aprendizaje, demostración de la capacidad del escultor para comprender los cambios que se fueron produciendo a lo largo del siglo XVIII.

Fuentes: Wikipedia.

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