Además de los dioses públicos,
que todos los romanos tenían en común, cada familia tenía sus propios dioses,
los dioses domésticos. El cabeza de familia o paterfamilias
eran el encargado del culto.
Lares.
Los lares eran deidades romanas hijos
de la náyade (ninfa) Lara y el dios Mercurio cuyo
origen se encuentra en los cultos etruscos a los dioses familiares.
La religión de la antigua Roma
presentaba dos vertientes: por un lado, los cultos públicos o estatales y, por
otro, los cultos privados o domésticos. Dentro de esta segunda vertiente se
sitúa la adoración de los llamados dii familiaris o dioses de
la familia. Entre estos se encuentran los lares loci, cuya función
primordial era velar por el territorio en que se encontraba la casa familiar.
Tanto es así, que antes de que la propiedad privada fuese regulada por el
derecho, eran los dioses lares los encargados de evitar que los extraños se
adentrasen en tierras ajenas mediante, según la creencia popular, la amenaza de
enfermedades que podían llegar a ser mortales.
Las familias romanas sentían una
gran veneración por los lares, que representaban en forma de pequeñas estatuas.
Éstas se colocaban tanto dentro como fuera de la casa en pequeños altares
llamados lararia (sg. lararium), donde se
realizaban ofrendas o se les rendía oración. En la casas (sg. domus),
el larario solía situarse en el atrio, lo más cerca posible de la puerta
principal. En el caso de los apartamentos (pl. insulae), el lararium se
colocaba cerca de la cocina, aunque en una misma casa podían existir varios y
no era extraño que se encontrasen en los dormitorios. Lo que era importante,
sin embargo, es que no estuviesen en lugares poco transitados o escondidos, con
el fin de que no fuesen ignorados u olvidados.
En los primeros tiempos romanos
cada casa tenía al menos una estatuilla, más adelante surge cierta confusión
entre éstas y las de los manes, almas de los antepasados muertos.
Si bien el culto a los lares ha
desaparecido, todavía pueden observarse algunos vestigios en ciertas costumbres
o tradiciones aparentemente cristianas.
Mientras el cristianismo fue
perseguido y hasta castigado con la muerte existió una clara distinción entre
éste y el mundo pagano. Con el Edicto de Milán, promulgado por Constantino
I el Grande en 313 d. C., se admitió al cristianismo entre las
religiones lícitas con una visión tolerante hacia el paganismo y otras formas
de elección de conciencia. Pero, a partir de Teodosio I el Grande, comenzó
un ataque abierto contra la antigua religión, muy arraigada aún entre el
pueblo. Obligados a profesar una única religión oficial, muchas personas
continuaron con sus prácticas anteriores, pero dándoles un tinte
"cristiano". De esta forma el larario mantuvo su posición cercana a
la puerta de entrada, pero conteniendo una imagen de Jesús, de un santo o hasta
de la Virgen. Los lares urbanos fueron cambiados por los santos patronos, el
lar personal o genio por el ángel de la guarda y así por el estilo. Es un
ejemplo interesante de cómo interactúan dos culturas diferentes cuando se
relacionan entre sí o una de ellas desplaza a la otra.
Manes.
Manes, en
la mitología romana, era un dios doméstico, junto
a lares y penates. Eran espíritus de antepasados, que oficiaban
de protectores del hogar. El pater familias o
padre cabeza de familia, era su sacerdote y oficiaba sus ceremonias
religiosas y ofrendas en las viviendas.
Los antiguos daban el nombre de
manes a las almas de los muertos que suponían errante de un lugar a otro a
manera de sombras y a las cuales tributaban en ciertas ocasiones una especie de
culto religioso. Los antiguos decían que eran hijos de la diosa Mania y Hesiodo supone
que tuvieron por padres a los hombres que vivieron durante el siglo o edad de
plata pero Bauier opina que su verdadero origen nació de la idea de que el
mundo estaba lleno de genios, unos para los vivos, otros para los muertos:
unos buenos y otros malos, etc. Los antiguos no tenían ideas enteramente
estables o fijas relativas a los manes: así es que tan pronto los tomaban por
las almas separadas de los cuerpos, tan pronto por los dioses infernales o
simplemente por los dioses o los genios tutelares de los difuntos.
De muchos autores antiguos
resulta que estos atribuían o suponían a las almas de los difuntos una especie
de cuerpos muy sutiles de la misma naturaleza del aire, pero no obstante,
organizado y en disposición de ejercer varias funciones de la vida humana como
ver, hablar, entender, comunicar, pasar de un lugar a otro, etc.
Aunque los antiguos no deificaban
todos los muertos, no obstante creían que todas las almas de los hombres de
bien pasaban a ser una especie de divinidades, por cuya razón solían grabar
sobre los sepulcros estas tres letras iniciales D. M. S. Dis
manibus sacrum, consagrada a los dioses manes.
El ciprés era el árbol
consagrado a los dioses manes. Se les representaba en los monumentos unas veces
sosteniendo un árbol funerario, otras dando hachazos y esforzándose en derribar
un ciprés porque este árbol no da renuevos una vez cortado y para indicar que
después que la muerte nos ha herido no debemos esperar renacer sino
milagrosamente. El número nueve les estaba dedicado como el último término de
la progresión numérica por cuya razón era mirado como el emblema del término de
la vida. Las habas que según la creencia de los antiguos se parecen a
las puertas de los infiernos, les estaban asimismo consagradas.
El sonido del bronce y del hierro
les era inaguantable y les ahuyentaba lo mismo que a las sombras infernales,
pero la vista del fuego les era grata. Por esta razón, casi todos los pueblos
de Italia solían poner en las urnas o sepulcros una lámpara. Las
personas ricas dejaban en su testamento un caudal destinado para la
conservación de estas lámparas y manutención de uno o
más esclavos para cuidar de ellas. Era un crimen el mayor apagar
estas lámparas que castigaban rigurosamente las leyes romanas lo mismo que a
los que violaban el sagrado de los sepulcros. Sobre algunos monumentos antiguos
los dioses manes son llamados tan pronto Dii sacri, dioses
sagrados, tan pronto Dii patrii, dioses protectores de la familia.
Penates.
Di Penates o en forma
abreviada Penates eran, en la mitología romana,
originalmente genios protectores del almacén del hogar. Posteriormente, se
convierten en dioses de los hogares brindando protección a toda la casa
(penates familiares o menores), existiendo también los protectores
del estado (penates públicos o mayores). Estaban emparentados con
los Lares, Genios y Larvae. Los Penates son mencionados
por Propercio (iv.i).
El nombre se deriva de penus,
la despensa o almacén de la casa. Se encargaron, inicialmente, de proteger
las despensas, para luego extenderse a toda la casa. Se les ofrendaba una parte
de la comida diaria, que debía ser colocada en el corazón de la figura que los
representaba.
Los magistrados de la ciudad
prestaban juramento ante los Penates públicos. Algunas veces los Penates eran
representados como un par de jóvenes. En la colina Velia en Roma existía
un templo dedicado a ellos.
Genio.
Era el dios personal de cada
hombre (el de las mujeres era la diosa Juno). Presidía las bodas y bajo su
protección estaban el lecho conyugal y la unión sexual. Se le tributaba culto
el día del cumpleaños de cada uno con una ofrenda sencilla: flores, incienso, vino,
pasteles. La parte del cuerpo humano que les estaba consagrada de manera
particular era la frente, de ahí la costumbre de tocarse la misma cuando oraban
o juraban por su Genio. Se le representaba bajo la forma de una serpiente. Como
en los casos anteriores, también las ciudades tenían su Genio privado, el de
Roma era tan misterioso que ni siquiera se sabía con seguridad su sexo, por lo
que se le invocaba siempre con la fórmula siue mas siue femina,
"ya seas varón, ya seas hembra".
Me encantó. Tiene esta entrada un montón de detalles desconocidos por mí. Me fascina leerte y encontrarme con este tipo de golosina para mi intelecto. Gracias Pedrete, muchas gracias :*)
ResponderEliminarEl Panteón romano es que era extensísimo, Dioses mayores, menores, seres mitológicos, emperadores que eran proclamados Dioses al morir... Es un tanto complicado conocer todos los aspectos religiosos de esta cultura, son muchos los detalles que contiene.
Eliminar¡Un besote enorme!
no tenia ni idea q existian los dioses domesticos!!!!!!!!! chico cada vez q te lo aumenta mi cultura! un besazo guapeton!!!!!!!!!!
ResponderEliminarEstos romanos es que tenían dioses para todo, apañaos que eran.
Eliminar¡Un besote enorme!