Relación con el deporte.
La costumbre de la pederastia
estaba vinculada inseparablemente a los deportes organizados. La principal
ocasión que hombres y chicos tenían para conocerse y pasar tiempo juntos,
además de una ocasión para enseñarles las artes de la guerra y la filosofía,
era durante los deportes de gimnasio. Éste era principalmente el campo de
entrenamiento para estas disciplinas y lugar de reunión para las relaciones
pederastas. En particular la práctica de deportes desnudos era fundamental para
el culto al cuerpo y al erotismo que impregnaba las sociedades pederastas. «Con
lo que más se relaciona a las ciudades es con los deportes» es la frase que
Platón usa para describir los estados donde a los griegos les gustaba
prosperar. La palabra deporte usada, gimnasia, no solo se
refiere a la disciplina atlética como tal, sino a su raíz griega γυμνός,
desnudo, del hecho de que todos los ejercicios realizados por hombres y
muchachos se realizaban desnudos. Esto hacía posible la contemplación de la
belleza física y sus consecuencias eróticas.
La belleza y el poder erótico del
cuerpo desnudo eran resaltados con el uso de aceites untados sobre él. El
abastecimiento de aceites para esta decoración era un gasto muy caro para los
gimnasios y se cubría por las arcas públicas y por donaciones privadas. Su uso
también fue variando con el tiempo. Al principio se consideraba una falta a la
modestia y los muchachos debían evitar ungirse con aceites por debajo de la
cintura para no llamar la atención sobre su sexualidad. Esta restricción
desapareció presumiblemente en tiempos de Platón.
La relación entre el entrenador y
sus atletas a menudo tenía una dimensión erótica, y el mismo lugar en el que
tenían lugar los entrenamientos servía igual para los coqueteos eróticos, como
puede verse en muchas escenas de seducción y amatorias en todo tipo de
decoraciones artísticas en palestras, y los artilugios encontrados tales
como los estrígiles y esponjas.
Aspectos educativos y militares.
Tanto los escritores antiguos
como los modernos historiadores, como Bruce Thornton, coinciden en que el
objetivo de la pederastia era pedagógico, encauzar al Eros en la
creación de ciudadanos nobles y buenos. Varios temas mitológicos sugieren su
utilización tanto en la formación religiosa (véase las historias de Tántalo, Poseidón o Pélope),
como en el entrenamiento militar (Hércules e Hilas). El tema de
enseñar a conducir un carro aparece varias veces (Poseidón y Pélope, Layo y Crisipus).
Se dice que Apolo enseñó a Orfeo, uno de sus amados, a tocar el
arpa. Y Zeus lo hizo con su Ganímedes copero, un tema con connotaciones
religiosas. De esta forma los amores de los dioses rememoraban y simbolizaban
los de los mortales, y sus enseñanzas señalarían el proceso educativo que tenía
lugar entre el amante y el amado.
Tomando como ejemplo el rito
cretense, el historiador Éforo nos cuenta que un hombre (conocido
como Philetor, el que hace amigos) llevó al chico (conocido
como Kleinos, el glorioso) al monte donde pasaron muchos meses
cazando y festejando con sus amigos, tan satisfecho quedó el chico del
comportamiento de su compañero que se cambió el nombre por parastates,
el camarada de lucha en la línea de batalla, y correspondió a Philetor manteniendo
con él relaciones íntimas que proclamó públicamente. Los aspectos pedagógicos
del relato de Éforo son indiscutibles. Y sin duda es un rito de paso a la edad
adulta culminado con el retorno de la pareja de las montañas y el proceso de
inculcación de los valores de la sociedad masculina que ha tenido lugar.
El entrenamiento militar era
fundamental en la educación de la sociedad griega, inseparable de las demás
materias. La Grecia antigua siempre estuvo envuelta en guerras, tanto internas
como externas, por lo que la destreza militar estaba altamente valorada. Pero
las ciudades griegas no tenían un ejército regular pagado, como lo entendemos
hoy, que entrenara a sus reclutas. Eran los propios ciudadanos los que tenían
el deber de formarse militarmente para convertirse en hoplitas. Por lo que
una de las funciones principales de la pederastia fue la de cultivar el valor y
las habilidades guerreras, así el entrenamiento militar se convirtió en
consustancial entre sus tradiciones. Era el erastés el principal encargado de
entrenar militarmente a su erómeno, ya que debido a la costumbre griega de
matrimonios tardíos, cuando un chico llegara a la edad militar su padre
generalmente ya era demasiado viejo para encargarse de esa tarea.
Por su importancia es de destacar
a la tropa sagrada tebana, un batallón de 300 hombres estructurado por
parejas de amantes que luchaban juntos, que permaneció imbatible hasta su
exterminio en la Batalla de Queronea en el 338 a. C.,
a pesar de lo cual Filipo II mandó a sus tropas victoriosas rendir
homenaje a sus enemigos muertos por haber presentado hasta el final la mayor
valentía que jamás había visto en combate.
En Tebas se rendía culto a Yolao,
el erómeno de Heracles. Los amantes hacían un juramento de lealtad en su
tumba y se celebraba un festival gimnástico anual, las Yolaia, en su honor.
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