viernes, 24 de mayo de 2013

La pederastia en la antigua Grecia. II


Aspectos sexuales.


    De acuerdo con las fuentes antiguas el aspecto sexual de las relaciones pederastas varió mucho. En un extremo las relaciones fueron proclamadas como de amor casto, mientras que en el otro lado del espectro leemos acerca de parejas acusadas de mantener sexo anal en todos sus roles.

    Cicerón al describir las costumbres espartanas indica que se esperaba que los intercambios amorosos ocurrieran justo antes de la consumación: «Los lacedemonios permiten todas las cosas a excepción de la atroz hybris en el amor con los jóvenes, ciertamente distinguen lo prohibido de lo permitido con una fina línea de separación y permiten abrazos y tocamientos a los amantes.» Sin embargo los atenienses, enemigos de los espartanos, llamaban a la sodomía «el estilo lacedemonio» que ha llegado hasta hoy con la expresión el vicio lacedemonio. Las fuentes literarias son incluso más subidas de tono, especialmente en la comedia antigua. Por ejemplo Aristófanes en su obra La paz, parodia el rapto de Ganímedes por Zeus convertido en águila, con un personaje cabalgando sobre un escarabajo pelotero hacia el Olimpo, una burla escatológica del sexo anal. Algunos historiadores modernos han concluido que probablemente dependería de cada pareja que las relaciones sexuales fueran completas o no.

    En las pinturas de la cerámica de los siglos VI a. C. y V a. C. que representan cortejos pederastas, el hombre está implorando al joven en una variación del gesto griego de súplica. En éste, normalmente los suplicantes abrazaban las rodillas de la persona a la cual pedían el favor, mientras tocaban su barbilla y le miraban a los ojos. En las cerámicas con imágenes pederastas, el hombre está de pie también mirándole a los ojos y tocando la barbilla del muchacho con una mano, pero con la otra le acariciaba los genitales. Los muchachos son mostrados en un variado grado de rechazo o de aceptación de las atenciones del hombre. Cuando las representaciones muestran las relaciones sexuales es en la forma llamada diamarizein (hacerlo entre las piernas), la pareja está de pie cara a cara, el erastés abraza al joven con su cabeza descansando sobre el hombro del chico mientras que su pene está entre las piernas apretadas del erómeno.

    El sexo anal raramente es mencionado o mostrado, y cuando se hacía se representaba a los amantes sorprendidos por un mirón. Bastantes fuentes mencionan que es visto como vergonzoso. Acerca de esto hay una fábula atribuida a Esopo que dice que la diosa Aeschyne (la modestia o el sentido de la vergüenza), solía entrar en el cuerpo humano por detrás, siempre y cuando Eros no la siguiera por el mismo camino; y que se alejaba volando en cuanto él lo hacía. Fuentes literarias posteriores mencionan que se hizo más corriente al final de la antigüedad. Así mismo algunos grabados epigráficos como el grafiti de Tera se han interpretado como evidencias de que en otros lugares podía haber sido más aceptado.

    K. J. Dover afirmó que no se esperaba que el erómeno sintiera deseo por el erastés, que eso resultaría poco masculino. Pero pruebas más recientes indican que en realidad sí que se producía un deseo recíproco, refutando la teoría anterior. Como señala Thomas Hubbard, en una controversia con David Halperin, que decía que los chicos no se excitarían; algunos vasos cerámicos sí muestran cómo responden sexualmente, y (cf. Aristófanes, Las aves 142) «acariciar el órgano sexual del chico es una de las más comunes representaciones de los gestos de cortejo en las vasijas. ¿Qué sentido podría tener este acto a menos que el amante, de hecho, disfrute sintiendo y viendo como el órgano del chico responde a su estímulo manual?»

    El tema del mutuo deseo también es un tema de debate en los tiempos antiguos. Mientras que el papel pasivo resultaba problemático, que un chico se sintiera atraído por los hombres era considerado un signo de masculinidad, y se pensaba que aquellos chicos que pasaban más tiempo en compañía de hombres era de los cuales se esperaba más éxito, por ser poseedores en mayor medida de los valores masculinos.

Influencia en la literatura y en las artes.


    La pederastia impregnaba la cultura griega en todos sus ámbitos. Famosos políticos, guerreros, escritores y artistas disfrutaron de esta clase de relaciones y está datada su práctica desde al menos el año 600 a. C. hasta el 400.

    Los poetas la idealizaron desde la época arcaica hasta el final del periodo helenístico. Famosos poetas como Alceo, Íbico, Anacreonte, Teognis, Píndaro, Estratón y por supuesto Safo escribieron sobre el amor pederasta. Cinco diálogos filosóficos debaten sobre sus implicaciones éticas. Notables filósofos y eruditos escribieron sobre el tema como Platón, Aristóteles, Jenofonte, Plutarco y Luciano.

    Las tragedias sobre el tema eran muy populares. Los dramaturgos más importantes tenían obras con el tema como trama principal o con personajes que se amaban, como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Aristófanes también hizo teatro cómico acerca de las relaciones sexuales entre hombres y jóvenes.

    Numerosas piezas de cerámica, tanto de figuras negras como rojas, portaban decoraciones homoeróticas, con cientos de inscripciones celebrando el amor de los muchachos. La iconografía de los jarrones y vasijas de la época presentan muchas de sus manifestaciones: escenas de cortejo, ofrendas de regalos, muchas de sus funciones educativas como escenas de charlas pedagógicas en el gimnasio y relaciones sexuales de todo tipo. Algunas con textos del tipo inscripción kalos idealizando la belleza y la atracción física del erómeno, que generalmente acompañaban un retrato de un bello amado.

    Incluso el escultor Fidias inmortalizó a su amante Pantarces en mármol inscribiendo su nombre en el dedo de la colosal estatua de Zeus.

    Durante el periodo helenístico historiadores como Plutarco, Ateneo y Claudio Eliano describieron la historia de las relaciones homosexuales en Grecia desde sus orígenes.

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