Aspectos sexuales.
De acuerdo con las fuentes
antiguas el aspecto sexual de las relaciones pederastas varió mucho. En un
extremo las relaciones fueron proclamadas como de amor casto, mientras que en
el otro lado del espectro leemos acerca de parejas acusadas de mantener sexo
anal en todos sus roles.
Cicerón al describir las
costumbres espartanas indica que se esperaba que los intercambios amorosos
ocurrieran justo antes de la consumación: «Los lacedemonios permiten todas las
cosas a excepción de la atroz hybris en el amor con los
jóvenes, ciertamente distinguen lo prohibido de lo permitido con una fina línea
de separación y permiten abrazos y tocamientos a los amantes.» Sin embargo
los atenienses, enemigos de los espartanos, llamaban a la sodomía «el
estilo lacedemonio» que ha llegado hasta hoy con la expresión el vicio
lacedemonio. Las fuentes literarias son incluso más subidas de tono,
especialmente en la comedia antigua. Por ejemplo Aristófanes en su
obra La paz, parodia el rapto de Ganímedes por Zeus convertido en
águila, con un personaje cabalgando sobre un escarabajo pelotero hacia
el Olimpo, una burla escatológica del sexo anal. Algunos
historiadores modernos han concluido que probablemente dependería de cada
pareja que las relaciones sexuales fueran completas o no.
En las pinturas de la cerámica de
los siglos VI a. C. y V a. C. que
representan cortejos pederastas, el hombre está implorando al joven en una
variación del gesto griego de súplica. En éste, normalmente los suplicantes
abrazaban las rodillas de la persona a la cual pedían el favor, mientras
tocaban su barbilla y le miraban a los ojos. En las cerámicas con imágenes
pederastas, el hombre está de pie también mirándole a los ojos y tocando la
barbilla del muchacho con una mano, pero con la otra le acariciaba los
genitales. Los muchachos son mostrados en un variado grado de rechazo o de
aceptación de las atenciones del hombre. Cuando las representaciones muestran
las relaciones sexuales es en la forma llamada diamarizein (hacerlo
entre las piernas), la pareja está de pie cara a cara, el erastés abraza al
joven con su cabeza descansando sobre el hombro del chico mientras que su pene
está entre las piernas apretadas del erómeno.
El sexo anal raramente
es mencionado o mostrado, y cuando se hacía se representaba a los amantes
sorprendidos por un mirón. Bastantes fuentes mencionan que es visto como
vergonzoso. Acerca de esto hay una fábula atribuida a Esopo que dice
que la diosa Aeschyne (la modestia o el sentido de la vergüenza),
solía entrar en el cuerpo humano por detrás, siempre y cuando Eros no
la siguiera por el mismo camino; y que se alejaba volando en cuanto él lo
hacía. Fuentes literarias posteriores mencionan que se hizo más corriente
al final de la antigüedad. Así mismo algunos grabados epigráficos como el grafiti de Tera se
han interpretado como evidencias de que en otros lugares podía haber sido más
aceptado.
K. J. Dover afirmó que no se
esperaba que el erómeno sintiera deseo por el erastés, que eso resultaría poco
masculino. Pero pruebas más recientes indican que en realidad sí que se
producía un deseo recíproco, refutando la teoría anterior. Como señala Thomas
Hubbard, en una controversia con David Halperin, que decía que los chicos no se
excitarían; algunos vasos cerámicos sí muestran cómo responden sexualmente, y
(cf. Aristófanes, Las aves 142) «acariciar el órgano sexual
del chico es una de las más comunes representaciones de los gestos de cortejo
en las vasijas. ¿Qué sentido podría tener este acto a menos que el amante, de
hecho, disfrute sintiendo y viendo como el órgano del chico responde a su
estímulo manual?»
El tema del mutuo deseo también
es un tema de debate en los tiempos antiguos. Mientras que el papel pasivo
resultaba problemático, que un chico se sintiera atraído por los hombres era
considerado un signo de masculinidad, y se pensaba que aquellos chicos que
pasaban más tiempo en compañía de hombres era de los cuales se esperaba más
éxito, por ser poseedores en mayor medida de los valores masculinos.
Influencia en la literatura y en las artes.
La pederastia impregnaba la
cultura griega en todos sus ámbitos. Famosos políticos, guerreros, escritores y
artistas disfrutaron de esta clase de relaciones y está datada su práctica
desde al menos el año 600 a. C. hasta el 400.
Los poetas la idealizaron desde
la época arcaica hasta el final del periodo helenístico. Famosos
poetas como Alceo, Íbico, Anacreonte, Teognis, Píndaro, Estratón y
por supuesto Safo escribieron sobre el amor pederasta. Cinco diálogos filosóficos debaten
sobre sus implicaciones éticas. Notables filósofos y eruditos escribieron
sobre el tema como Platón, Aristóteles, Jenofonte, Plutarco y Luciano.
Las tragedias sobre el
tema eran muy populares. Los dramaturgos más importantes tenían obras con el
tema como trama principal o con personajes que se amaban, como Esquilo, Sófocles y Eurípides. Aristófanes también
hizo teatro cómico acerca de las relaciones sexuales entre hombres y jóvenes.
Numerosas piezas de cerámica,
tanto de figuras negras como rojas, portaban decoraciones homoeróticas,
con cientos de inscripciones celebrando el amor de los muchachos. La iconografía de
los jarrones y vasijas de la época presentan muchas de sus manifestaciones:
escenas de cortejo, ofrendas de regalos, muchas de sus funciones educativas
como escenas de charlas pedagógicas en el gimnasio y relaciones sexuales de
todo tipo. Algunas con textos del tipo inscripción kalos idealizando
la belleza y la atracción física del erómeno, que generalmente
acompañaban un retrato de un bello amado.
Incluso el escultor Fidias inmortalizó
a su amante Pantarces en mármol inscribiendo su nombre en el
dedo de la colosal estatua de Zeus.
Durante el periodo helenístico
historiadores como Plutarco, Ateneo y Claudio Eliano describieron
la historia de las relaciones homosexuales en Grecia desde sus orígenes.
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