viernes, 5 de julio de 2013

El príncipe Baltasar Carlos.

    Baltasar Carlos de Austria (Madrid, 17 de octubre de 1629 - Zaragoza, 9 de octubre de 1646). Príncipe de Asturias, príncipe de Gerona, duque de Montblanc, conde de Cervera, señor de Balaguer, príncipe de Viana, y heredero universal de todos los reinos, estados y señoríos de la Monarquía Hispánica hasta su muerte.



    Hijo del rey Felipe IV de España y de su primera esposa Isabel de Francia. El nacimiento se celebró con un Te Deum en la capilla real, seguido de mascaradas, luminarias, fuegos artificiales, hogueras, corridas de toros y juegos de cañas tanto en la corte como en las distintas ciudades del reino. Por fin el rey tenía un heredero. Fue bautizado el 4 de noviembre de 1629 en la madrileña Parroquia de San Juan. Algunos historiadores indican que para ponerle nombre se sortearon los de los tres Reyes Magos y salió Baltasar, del mismo modo que años atrás se había hecho con  Don Gaspar de Guzmán conde-duque de Olivares. Los padrinos fueron la infanta doña María, futura reina de Hungría, y el infante don Carlos, tíos del recién nacido, a quien llevó en brazos doña Inés de Zúñiga y Velasco, condesa de Olivares (esposa del conde-duque de Olivares), en una silla de cristal de roca, que se dice era la alhaja más preciosa que hasta entonces se hubiese visto.

    Su madre tuvo a lo largo de su vida 10 embarazos, de los cuales cuatro fueron partos prematuros y otros cuatro dieron lugar a niños débiles que murieron al poco de nacer. De todos ellos solo Baltasar Carlos y la infanta María Teresa (futura esposa de Luis XIV) llegaron a la pubertad.

    Parece ser que el príncipe Baltasar enfermó siendo niño y se curó después de visitar la ermita de San Babilés situada en Boadilla del Monte. En agradecimiento, el rey mando pagar a la ermita una contribución de 300 reales y 6 maravedíes.

    La propia condesa de Olivares, que también era Camarera mayor de la reina Isabel, ejerció como aya del príncipe, lo que dio lugar a comentarios sobre el control que el conde-duque de Olivares ejercía sobre el heredero. De siempre las relaciones entre el príncipe Baltasar y el válido Conde-duque de Olivares fueron bastante buenas. El príncipe Baltasar ejerció de padrino el 28 de mayo de 1642 en la boda de Enrique, bastardo del conde de Olivares, celebrada en la capilla del Alcazar. No obstante, las reticencias del conde-duque a poner casa al príncipe Baltasar, contribuyeron a la caída de ministro. Algunos historiadores han atribuido la caída de Olivares a los hermanos del Rey, al príncipe Baltasar  y a la Reina Isabel. El domingo 4 de junio de 1646 fue el primer día que el príncipe Baltasar Carlos cenó en su habitación. Fue nombrado sumiller de corps don Fernando de Borja y caballerizo mayor don Luis de Haro; ejercieron como gentiles hombres de su cámara el conde de Coruña, el de Alba de Liste, el marqués del Este y el de Flores Dávila; asimismo fueron designados seis ayudas de cámara, un guardarropa y los demás oficios menores.



    El 7 de marzo de 1632 fue jurado ante la nobleza y las Cortes de Castilla como "Heredero de su Majestad" y "Príncipe destos Reinos de Castilla y León, i los demás de esta Corona a ellos sujetos, unidos, e incorporados, i pertenecientes" en una ceremonia que tuvo lugar en el monasterio de San Jerónimo el Real de Madrid.

    Pronto se iniciaron gestiones diplomáticas encaminadas a buscarle una futura esposa. El primer proyecto fue casar al príncipe con una princesa de Inglaterra, que aseguraría la alianza anglo-española frente a Francia, pero fue desechado, siendo la elegida la archiduquesa Mariana de Austria, hija del emperador Fernando III y de su tía paterna, la infanta María Ana de Austria, y, por tanto, prima hermana suya. Este enlace fue muy del gusto del príncipe, como él mismo manifestó en su correspondencia privada.

    Tras la revuelta catalana de 1640 Felipe IV trató de ganarse a los aragoneses para conseguir dinero y hombres para el nuevo frente de guerra. Una de las medidas adoptadas encaminadas a este fin fue traer al príncipe Baltasar Carlos para ser jurado como príncipe heredero del Reino de Aragón. El juramento se realizó el 20 de agosto de 1645, cuando el príncipe contaba con dieciséis años de edad, en la Catedral del Salvador de Zaragoza. Así Baltasar Carlos pasaba a ser príncipe de Gerona, Gobernador General de Aragón, duque de Montblanc, conde de Cervera y señor de la ciudad de Balaguer. Por su parte, el 13 de noviembre de ese mismo año, Baltasar Carlos fue jurado heredero por las Cortes de Valencia.

    En abril de 1646, deseoso Felipe IV de que su hijo fuese jurado heredero de la Corona por los navarros, como el año anterior lo había sido por los aragoneses, se trasladó junto a éste desde Madrid a Pamplona, donde, después de reconocerse los fueros del reino navarro, se celebró solemnemente aquella ceremonia el día 3 de mayo.

    Finalizado el acto, la familia real, se trasladó a Zaragoza. El día 5 de octubre, víspera del segundo aniversario de la muerte de la reina Isabel de Borbón, Felipe IV y Baltasar Carlos asistieron a las vísperas y nocturno en su memoria. Aquella misma tarde el príncipe se sintió enfermo y al día siguiente, sábado 6 de octubre, tuvo que quedarse en cama mientras el rey acudía al funeral. La enfermedad, viruelas, fue fulminante, así, el martes 9 de octubre, a las ocho de mañana, el arzobispo de Zaragoza le administraba el viático. Se dice que el "Santísimo" se expuso hasta las tres de la tarde, cuando se hizo una procesión general al convento de Jesús, donde se había llevado a la Virgen de Cogullada y se la trajo procesionalmente al altar de La Seo donde se rodeó de velas y oraciones. A las nueve de la noche de ese mismo día 9 de octubre, moría el príncipe Baltasar Carlos. Sus restos permanecieron en Zaragoza hasta la noche del 16 de octubre, cuando fueron trasladados al Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

    La muerte del príncipe dejó a la Monarquía sin un heredero varón directo lo que ocasionó una grave crisis dinástica (la única posible heredera que quedaba con vida era la infanta María Teresa) y sumió al rey en una profunda desazón como se observa en una carta escrita a su consejera espiritual, sor María de Ágreda:

"Las oraciones no movieron el ánimo de Nuestro Señor por la salud de mi hijo que goza de su gloria. No le debió de convenir a él ni a nosotros otra cosa. Yo quedo en el estado que podéis juzgar, pues he perdido un solo hijo que tenía, tal que vos le visteis, que verdaderamente me alentaba mucho el verle en medio de todos mis cuidados [...] he ofrecido a Dios este golpe, que os confieso me tiene traspasado el corazón y en este estado que no sé si es sueño o verdad lo que pasa por mí."

    De esta carta se desprende el dolor y la desesperación de Felipe IV que, en apenas cinco años, había perdido a su hermano menor, el cardenal-infante don Fernando; a su mujer, Isabel de Borbón; y a su único hijo varón y heredero universal, el príncipe Baltasar Carlos.



    Tras la muerte de Baltasar Carlos, Felipe IV estaba obligado a casarse de nuevo para dar continuidad a la dinastía. La elegida fue la prometida del fallecido príncipe y sobrina suya, en cuanto hija de su hermana María Ana, la archiduquesa Mariana de Austria.

    Los discursos sobre la conveniencia de una u otra esposa para Felipe IV comenzaron desde la misma muerte de Baltasar Carlos, dada la urgencia que presentaba la cuestión sucesoria. Razones políticas y de Estado, así como físicas o naturales, y que podrían resumirse en el "capital dinástico" y en la madurez sexual, determinaron que la nueva esposa del rey debía ser la joven archiduquesa, que por esas fechas contaba tan solo doce años de edad.


    En enero de 1647 Felipe IV emitió un decreto con la resolución de casarse con la archiduquesa Mariana de Austria. El matrimonio se celebró el 7 de octubre de 1649 en Navalcarnero. De este matrimonio nacerían varios vástagos, de los que solo sobrevivirían la infanta Margarita Teresa, casada con el emperador Leopoldo I, y el futuro Carlos II.

Fuentes: Wikipedia, mcnbiografias.com, boadilla.com.

4 comentarios:

  1. ¡Hola! soy nuevo por aquí

    Muy interesante este compendio de la vida y muerte de Baltazar Carlos; era la gran esperanza no sólo del Rey sino de toda España y su porvenir, pues si este príncipe hubiese vivido, preservaría la dinastía de los Habsburgo y quizás los Borbones nunca hubiesen conseguido apoderarse del trono hispano.

    Algo similar sucedió en el siglo XVI con Don Juan, el único varón de los Reyes Católicos, quien con su muerte extinguió la dinastía de los Trastámara.

    Los títulos que mencionas al principio me hizo recordar que hace poco le fue quitado el título de "duque de Montblanc" a don Felipe de Borbón, debido al escándalo del caso Nóos.

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    1. ¡Hola Frederick!

      Todo es caduco en esta vida, y también lo han sido las dinastías reales. De momento lo que se ha hecho con el título de duque de Montblanc, es presentar una moción para retirar el título y los honores a él acompañados. Resulta curioso que es el único heredero perteneciente a la Casa de Borbón que ha ostentado este título y que ahora se le deniegue.

      ¡Un abrazo y gracias por tu visita!

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  2. Maravilloso Pedrete, Baltasar Carlos es mi favorito ya que Felipe Próspero jamás pudo pasar de su primera infancia. Siempre tuve la impresión de que Baltasar había muerto mucho más joven pero, aun así, no llegar a cumplir veinte años, es morir siendo casi un niño. Me estás picando la curiosidad para leer más acerca de Felipe IV y sus vástagos quienes vivieron en medio de una época convulsa y muy difícil. Ciertamente, el siglo XVII es un siglo de sombras y luces a la manera del Barroco ;)

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    1. Querida Carmen:

      Me alegra sobremanera que te gusten estas entradas y estos personajes que forman de nuestra historia. Como bien dices, el siglo XVII al igual que la pintura del barroco, está plagado de claroscuros, sobre todo en España. Fueron los últimos años de un Imperio que apenas ya se sostenía entre alfileres. Los hijos de Felipe IV son fiel testimonio de una manera de hacer política abocada al fracaso. Ya solo me queda abordar a la infanta María Teresa, hermana da Baltasar Carlos y madre de Louis XIV de Francia, pero para la semana que viene ya tengo elegido personaje, una mujer del siglo XVI que cinco siglos después, sigue resultando igual de atrayente.

      ¡Un beso enorme!

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