martes, 9 de julio de 2013

La infanta María Teresa.

    María Teresa de Austria y Borbón  (San Lorenzo del Escorial 10 de septiembre de 1638 – Palacio de Versalles 30 de julio de 1683), Infanta de España y Reina consorte de Francia desde 1660.



    Hija del Rey Felipe IV de España y de su primera esposa la princesa Isabel de Francia, era por parte de madre, la nieta del Rey Enrique IV de Francia. Bautizada por el cardenal Gaspar de Borja y Velasco, fueron sus padrinos Francisco I, duque de Módena, y María de Borbón, princesa de Carignan. Recibió en su niñez una buena educación. Al morir en 1646 su por entonces único hermano, Baltasar Carlos, quedaba como heredera del trono. Casado su padre en segundas nupcias con su sobrina Mariana de Austria (1649), María Teresa tuvo amistad con ella (sólo cuatro años mayor) y fue madrina de su hermanastra Margarita Teresa (nacida en 1651). En 1655 fue jurada Princesa de Asturias y por tanto considerada sucesora de Felipe IV. Al año siguiente, el embajador francés Hugues de Lionne propuso al valido Luis Méndez de Haro el matrimonio entre María Teresa y Luis XIV, según órdenes de la madre de éste, Ana de Austria (española de nacimiento, pues era hija de Felipe III). El enlace fue entonces rechazado para evitar la subsiguiente unión entre España y Francia.

    Sin embargo, al nacer en noviembre de 1657 su hermanastro Felipe Próspero, María Teresa perdió su condición de heredera y se reabrieron las negociaciones matrimoniales, siendo enviado el embajador Antonio Pimentel a entrevistarse con el favorito francés, el cardenal Jules Mazarino. Así, aunque la reina Mariana de Austria prefería que su hijastra casase con su hermano el emperador Leopoldo I (descartado este enlace, se lograría el de éste con la infanta Margarita Teresa), finalmente se llegó a un acuerdo, que fue además parte importante de la Paz de los Pirineos entre los dos países. Paz que, firmada el 7 de noviembre de 1659 en la isla de los Faisanes (en la desembocadura del río Bidasoa), ponía fin, por el momento, al duradero conflicto que los oponía desde la Guerra de los Treinta Años (finalizada en 1640 excepto para España y para Francia). Una de las principales cláusulas del tratado de fue la renuncia de María Teresa y sus descendientes a posibles derechos al trono español a cambio de una dote de medio millón de escudos de oro, a pagar en tres plazos.

    Por fin, el 15 de abril de 1660 partió la infanta hacia la frontera, acompañada de un gran séquito en el cual estaba como aposentador el pintor real Diego Velázquez, que la había retratado poco antes y enfermó de muerte en el viaje. En San Sebastián juró el 2 de junio su renuncia, y al día siguiente se celebró la boda por poderes; el 6 fue entregada la infanta en la isla de los Faisanes, quien por fin se encontró con su esposo el día 9 en San Juan de Luz (en los Pirineos atlánticos franceses). Allí se verificó el enlace: María Teresa tenía casi 22 años, los mismos que Luis XIV. Luego la pareja se dirigió a París, donde entró el siguiente mes de septiembre. No obstante, la cuantiosa dote no pudo ser pagada y el monarca francés exigió a cambio algunos de los dominios españoles situados al este de Francia (en los Países Bajos y el Franco Condado), a lo que Felipe IV se negó. En octubre de 1662 se rompieron las negociaciones, llegando Luis XIV a ayudar a los rebeldes portugueses. La situación derivaría en guerra abierta después de morir el rey español en 1665, cuyo testamento apartó definitivamente de la sucesión a María Teresa (no así a su hermana Margarita ni a sus hijos en el caso de que el nuevo rey Carlos II, nacido en 1661, muriera prematuramente o sin descendencia). La guerra de Devolución fue muy corta (1667-1668), perdiendo España parte de Flandes.

    Descrita como tímida y discreta, la Reina acompaña al Rey en todos sus desplazamientos oficiales. Tímida, paciente, inocente, dulce y muy devota, se mantiene al margen del mundo de la Corte, al tener dificultades para hablar el francés. En la corte francesa se rodea sobre todo de acompañantes españolas. En 1666, la muerte de Ana de Austria la priva de un valioso apoyo. Gran admiradora de su esposo, sufre con sus infidelidades. La Reina María Teresa llevó una vida de aislamiento y de tristeza durante todo su reinado. Salvo por una breve regencia en 1672, durante la campaña del rey contra Holanda, no desarrolló actividad política alguna. Tampoco su vida familiar fue feliz a causa de las tempranas infidelidades de Luis XIV, apenas un año después de la boda, con Luisa de La Vallière y luego con Francisca de Rochechouart, duquesa de Montespan. María Teresa, que quería a su marido, soportó esto resignadamente sin reprochárselo a Luis XIV, dedicándose a prácticas piadosas y diversiones sencillas.

    Dio seis hijos al rey, de los cuales sólo Luis, el llamado "Gran Delfín", la sobrevivió. María Teresa de Austria concede importancia a su papel de madre y brinda su apoyo a Bossuet, encargado de la instrucción del Delfín, como demuestra su correspondencia: "Señor, no permita nada en la conducta de mi hijo que pueda dañar la santidad de la religión que profesa, y la majestad del trono al que está destinado". Aunque nombrada Regente por Luis XIV en 1672, durante la Guerra de Holanda, su naturaleza la aleja de cualquier ambición política.

    En 1667, participa, en particular, en el viaje a los Países Bajos españoles. Pero en 1683, su periplo por Borgoña y Alsacia la deja agotada. A su regreso a Versalles, cae enferma y muere violentamente de un absceso. Contaba con 44 años de edad. El Rey pronuncia entonces esa frase cruel que demuestra el poco interés que sentía por su esposa: "Este es el primer disgusto que me ha dado".


    Años más tarde su nieto, Felipe de Francia, duque de Anjou, hijo menor del Gran Delfín, sería proclamado Rey de España con el nombre de Felipe V como sucesor de Carlos II, hermanastro menor de María Teresa, por lo cual los derechos dinásticos de la actual familia real española pasan por los de su antecesora y matriarca, única hija del rey Felipe IV en tener descendencia en la actualidad.

Fuentes: Wikipedia, Chateauversailles.fr.

11 comentarios:

  1. Buenas tardes
    Realmente María Teresa fue una infanta excelente, y la Historia nada tiene que reprocharle. Fue una mujer algo ingenua para las intrigas que eran el pan de cada día en las cortes europeas, pero siempre se mantuvo a la altura de su rango como Reina de Francia.

    Su matrimonio con Luis XIV fue algo inigualable para ambos imperios, pero asimismo desencandenó una los conflictos más crueles y sanguinarios de la Historia: la GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA. Y es que María Teresa fue la última de la saga reinante de los Habsburgo hispanos y por ende, su marido y los ministros franceses fraguaron esta intriga con mucha anticipación.

    Generalmente se olvida el número de víctimas en la llamada Guerra de Sucesión Española, sangre derramada para que al final el codicioso Rey Sol pusiera en el trono español a un Borbón.

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    1. ¡Hola Frederick!

      Pues sí, todas las guerras son devastadoras, y esta también lo fue. Media Europa batallando por hacerse con los restos que ya quedaban del antiguo Imperio Español. Y como bien dices, una buena jugada la del Rey Sol para poner a un Borbón en trono de España.

      ¡Un cordial saludo!

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  2. Esta es una historia dura y triste si se la lee literalmente pero creo que hay detalles que la suavizan e incluso le dan un toque de inusitada ternura. Todo el mundo -historiadores incluidos- suelen tratar a María Teresa como un ser anodino dentro de la fulgurante vida del Rey Sol tan llena de extravagancias; sin embargo, a su manera, y sin duda motivado por la irreprochable conducta de su consorte, Luis veía en María Teresa alguien en quien apoyarse dentro del ámbito doméstico. ¿Ella sufrió por las veleidades de él?, eso es innegable pero él nunca le faltó al respeto y siempre le dio su lugar como reina consorte de Francia aunque nos parezca que no fue así. Eran caracteres aparentemente muy disimiles pero, a pesar de ello, la vida doméstica del Rey -si podemos creer que Luis XIV desarrolló una vida doméstica-, fue un remanso de paz para Luis en medio de sus exacerbadas pasiones y su gusto protagónico. Confiaba en María Teresa y, a su muerte, realmente le disgustó que ese sutil equilibrio de su vida doméstica, desapareciera con ella. Para él, María Teresa era la mejor de las reinas y creo que nunca pensó seriamente que otra mujer pudiera ocupar ese papel tan importante dentro de su vida y de la vida de Francia. Es más, cuando se quedó viudo, escogió a otra mujer parecida a ella, aunque tal vez con un poco más de carácter, solo un poco, para que se hiciera cargo de su familia y de él mismo en sus últimos días: Madame de Maitenon. ¿Luis quiso a María Teresa? yo creo que sí, a su manera que, por supuesto, no era una manera pasional. María Teresa lo quiso del mismo modo, aunque ella, ciertamente, como mujer educada en la corte de los Austrias españoles, no buscaba demostraciones vulgares de afecto. Ella era una Infanta de la familia de los Habsburgo y, dentro de esa familia, antes se era Infanta que mujer. Eso lo resume todo.

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    1. Queridísima Carmen:

      Sin lugar a dudas, lo mejor de este blog están siendo tus comentarios. Tienes el don de la palabra, mi querida amiga.

      ¡Un abrazo enorme desde el otro lado del charco!

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  3. ¿Que hay de cierto en el alumbramiento de una hija negra? ¿Es realidad o solo fantasia?

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    1. La supuesta hija negra que tuvo la ya reina de Francia, no es más que una leyenda. No está certificado que fuera cierto. Ni tampoco los amoríos con un paje de color negro, que tuvo la reina, ya que no era más que un niño.

      ¡Un cordial saludo!

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  4. ¿ES cierto que tuvo una hija negra, o es solo fantasía?

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    1. No obstante, si le interesa el tema, aquí le dejo un enlace donde se habla del tema: http://retratosdelahistoria.lacoctelera.net/post/2006/11/21/la-monja-negra-moret

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  5. ¿Podrías decirme el papel de Velázquez con la infanta? Según creo él fue quien la acompañó en su último viaje y, a partir de ahí enfermó y murió.

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    1. ¡Hola Rafa!

      Velázquez entra a trabajar como pintor en la corte de Madrid en 1623, donde poco a poco va subiendo en el escalafón. En aquella época era muy apreciada la limpieza de sangre y también la hidalguía y la nobleza, por lo que el pintor emprende una carrera por conseguir el título de noble. El 12 de Junio de 1658 se le otorga el título de caballero de la Orden de Santiago. Para ser admitido, sin embargo, el pretendiente debía probar que sus antepasados directos habían pertenecido también a la nobleza, no contándose entre ellos judíos ni conversos. Por tal motivo, el Consejo de Órdenes Militares abrió en julio una investigación sobre su linaje, tomando declaración a 148 testigos. De forma muy significativa, muchos de ellos afirmaron que Velázquez no vivía de la pintura, sino de su trabajo en la corte, llegando a decir algunos de los más allegados, pintores también, que nunca había vendido un cuadro. A principios de abril de 1659 el Consejo dio por concluida la recogida de informes, rechazando la pretensión del pintor al no encontrarse acreditada la nobleza de su abuela paterna ni de sus abuelos maternos. En estas circunstancias sólo la dispensa del Papa podía lograr que Velázquez fuese admitido en la Orden. A instancias del rey, el papa Alejandro VII dictó un breve apostólico el 9 de julio de 1659, ratificado el 1 de octubre, otorgándole la dispensa solicitada, y el rey le concedió la hidalguía el 28 de noviembre, venciendo así la resistencia del Consejo de Órdenes, que en la misma fecha despachó en favor de Velázquez el ansiado título. En 1660 el rey y la corte acompañaron a la infanta María Teresa a Fuenterrabía, cerca de la frontera francesa, donde se encontró con su nuevo esposo Luis XIV. Velázquez, como aposentador real, se encargó de preparar el alojamiento del séquito y de decorar el pabellón donde se produjo el encuentro. Allí enferma de viruela y a su regreso a Madrid, muere el día 6 de agosto de 1660.

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    2. Gracias por tu tiempo. Un saludo.

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