lunes, 27 de junio de 2016

¡Vivan las caenas!

    ¡Vivan las caenas! es un lema acuñado por los absolutistas españoles en 1814 cuando, en la vuelta del destierro de Fernando VII, se escenificó un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, que fueron sustituidos por personas del pueblo que tiraron de ella.


    En Madrid, el 11 de mayo de 1814 un gentío se lanza a la calle, aclama a D. Fernando VII y asalta la sede de las Cortes al conocer el decreto que abole la Constitución de 1812 y restablece el absolutismo. El carruaje de Fernando VII se detiene. Un grupo de personas desengancha a los caballos de las cadenas necesarias para empujar la carroza real y empiezan a tirar ellos mismos de la caravana. Su gesto es acompañado de un grito: ¡Vivan las caenas! Es el cántico que se reproducirá en la entrada de Fernando VII en las ciudades españolas en 1814. El pueblo recibe con fervor la vuelta del absolutismo encarnada en la figura del "Deseado". Celebran que el Rey haya derogado la Constitución de Cádiz. El episodio del carruaje pudo tener lugar anteriormente en Valencia. Se pretendía justificar con ello la decisión del rey de ignorar la Constitución de 1812 y el resto de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, gobernando como rey absoluto, como le proponían los firmantes del Manifiesto de los Persas (12 de abril).

    En otras ocasiones se combinaba el grito con otros de contenido parecido: ¡Muera la libertad y vivan las caenas! ¡Viva el rey absoluto y vivan las caenas! etc.

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