LA REALEZA Y SUS SECUACES CRÓNICA EN CLAVE DE HUMOR DE UN MADRID QUE YA NO EXISTE. ¿O SÍ...?
Por Pedrete Trigos con la ayuda de IA
INTRODUCCIÓN
El relato es una descripción satírica y dramática de varios personajes clave de
la corte española durante el reinado de Carlos IV (1788-1808), un período
marcado por la decadencia política, las intrigas palaciegas y el ascenso de
Napoleón. La narrativa mezcla datos históricos con humor ácido y crítica social,
retratando a figuras como Manuel Godoy, Fernando VII, Goya o las Duquesas de
Alba y Osuna como arquetipos de un sistema corrupto y decadente. Cada capítulo,
narrado en forma de "Gacetilla de Sociedad", será comparado con una pintura de
Goya y analizado en profundidad. Aquí un análisis de los elementos clave:
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Ejes temáticos destacados
1. Poder y corrupción: - María Luisa de Parma y Manuel Godoy simbolizan
el gobierno en la sombra. La reina, con su influencia sobre Carlos IV (retratado
como un rey inepto), y Godoy, cuyo ascenso desde guardia real a valido refleja
el nepotismo y la ambición desmedida. - La frase "Su currículum incluye 'Amante
de la Reina' en negrita" subraya los rumores históricos sobre su relación con
María Luisa, clave para su poder.
2. Ilustración vs. Absolutismo: - Personajes como Moratín, Andrés de
Arteaga o la Duquesa de Osuna encarnan las ideas ilustradas (razón, educación,
crítica social), chocando con la corte tradicionalista. - Goya, con sus retratos
crudos ("Pionero del realismo brutal"), actúa como cronista de las
contradicciones de la época.
3. Mujeres transgresoras:
- Las "Damas del Escándalo" (Pepita Tudó, La
Tirana, Doña Esperancita de Trapalanda) desafían roles de género: usan su
belleza, ingenio o arte para navegar (o dominar) un mundo masculino.
- María
Antonia de Nápoles, aunque marginada, representa la resistencia política frente
a Godoy y la reina.
4. Ironía y decadencia:
- El texto ridiculiza la frivolidad de la
nobleza: Carlos IV cazando mientras España se desmorona, Fernando VII como
conspirador inepto ("carisma de una patata hervida"), o Doña Esperancita como
caos personificado. - Metáforas como "Su sonrisa tiene más huecos que la
Hacienda Real" enfatizan la bancarrota económica y moral.
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Relaciones históricas clave
- La rivalidad Godoy-Fernando VII: Ambos
lucharon por el poder durante el "Motín de Aranjuez" (1808), que acabó con Godoy
y forzó la abdicación de Carlos IV. - Goya como testigo: Sus obras (Los
caprichos, retratos de la familia real) reflejan la crítica a la corrupción y la
irracionalidad del período. - María Antonia de Nápoles: Su muerte prematura
(1806) dejó a Fernando VII sin heredero, agravando la crisis sucesoria que
Napoleón explotó en 1808.
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Frases icónicas y su significado
- "Si el cotilleo fuera un arte, ella
sería la Velázquez del chisme": María Luisa usaba rumores para controlar la
corte.
- "Su biblioteca tiene más libros que toda la corte junta ha leído en su
vida": Burla la incultura de la nobleza frente a la Duquesa de Osuna, mecenas
ilustrada.
- "Preferiría el aplauso del pueblo al saludo de un duque" (Pedro
Romero): Contrasta la autenticidad popular con la hipocresía cortesana.
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Contexto histórico:
¿Qué pasó después? - La invasión napoleónica de 1808
y la Guerra de Independencia marcan el colapso de este mundo retratado. Fernando
VII, tras su regreso en 1814, instauró un absolutismo represivo, traicionando
las esperanzas ilustradas. - Muchos personajes aquí descritos (como Goya o
Moratín) sufrieron exilio o persecución bajo su reinado.
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Conclusión:
El texto fusiona historia y sátira para mostrar una corte en
decadencia, donde el lujo esconde podredumbre y las conspiraciones son moneda
corriente. Personajes como Godoy o la Duquesa de Alba, hoy casi míticos, son
desmitificados como productos de un sistema al borde del colapso, algo que Goya
capturó con maestría en su arte.
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Goya y la sátira de un imperio en ruinas: Espejos de la decadencia
La España de Carlos IV, un reino donde el oro de las Indias se trocaba en polvo
de arroz para pelucas extravagantes, encuentra en Francisco de Goya y en el
relato satírico propuesto dos caras de una misma moneda corroída. Ambos, pincel
y pluma, diseccionan con crueldad elegante una corte que bailaba sobre el
abismo, ignorando el rugido napoleónico.
1. El poder como farsa grotesca
En La familia de Carlos IV (1800), Goya pinta a los Borbones no como dioses
barrocos, sino como muñecos de porcelana agrietada. Carlos IV, con su mirada
bovina y postura de cazador perpetuo (¿acaso perseguía ciervos o su propia
irrelevancia?), es el mismo monarca que en el relato "prefería el olor de la
pólvora en la cacería al de los documentos de Estado". A su lado, María Luisa de
Parma, cuya sonrisa en el lienzo —tensa, casi una mueca— delata la ambición que
el texto resume en: "Si el cotilleo fuera un arte, ella sería la Velázquez del
chisme". Goya la retrata como eje del grupo, pero su dominio es veneno: sus
manos, garras enjoyadas, anticipan la zarpa de Godoy, el "Príncipe de la Paz"
cuyo ascenso de guardia real a amante real es glosado en la sátira con un
currículum que incluye 'Amante de la Reina' en negrita. El pintor no necesita
palabras para mostrar la corrupción: basta el contraste entre los trajes
recamados de oro y las miradas vacías, como si los personajes supieran que su
mundo era ya un cadáver pintado con carmín.
2. Ilustración versus absurdo: Goya, cronista de las sombras
Goya, como Moratín o la Duquesa de Osuna, pertenecía a la órbita ilustrada. Sus
Caprichos (1799) son hermanos gemelos de la frase que ridiculiza la incultura
cortesana: "Su biblioteca tiene más libros que toda la corte junta ha leído en
su vida". En El sueño de la razón produce monstruos, el aguafuerte se vuelve
manifiesto: la razón ilustrada lucha contra los buitres de la superstición y el
poder irracional. Pero es en los retratos reales donde su ironía muerde.
Fernando VII, futuro "Rey Felón", aparece en otro relato con "el carisma de una
patata hervida"; Goya, obligado a pintarlo años después, lo muestra como un
espectro en armadura, frío y hueco, como si anticipara su traición a las
esperanzas constitucionalistas.
3. Mujeres en la cuerda floja: Entre el escándalo y el genio
Las Damas del Escándalo del relato —Pepita Tudó, la Duquesa de Alba— son
herederas de las majas goyescas. En La maja desnuda, Goya despoja a la femme
fatale de mitología: es una mujer real, consciente de su poder, como la Tirana
que en la sátira "domina el teatro con un abanico y una mirada que derribaría
imperios". La Duquesa de Alba, mecenas y musa de Goya, encarna la paradoja: su
retrato de negro, señalando "Solo Goya" en la arena, es un desafío a una
sociedad que toleraba el ingenio femenino solo si servía de ornamento.
Epílogo:
Los monstruos que vendrán
El relato concluye con la invasión napoleónica de 1808, y Goya, testigo de la
guerra, pintará Los desastres: cuerpos mutilados, fusilamientos anónimos. Es el
fin del mundo retratado en ambas obras. Fernando VII, ese "príncipe patata" de
la sátira, regresa para enterrar las luces de la Ilustración, y el pintor, sordo
y desencantado, se exilia a Burdeos. En La lechera de Burdeos, su última obra,
hay un destello de esperanza: una joven común, sin joyas ni títulos, lleva la
luz que la corte nunca tuvo.
Conclusión
Goya y el relato satírico son cómplices: uno con pinceles de hiel y fuego, otro
con frases afiladas como navajas. Ambos nos recuerdan que la decadencia no es
solo un fin, sino un espectáculo tragicómico donde, como escribió el pintor en
Los caprichos, "El mundo es una máscara. El rostro, el traje, todo es
fingimiento".
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