Casaca Femenina.
Rococó 1740.
Casaca en seda labrada en su color con aplicación de bordado en sedas polícromas y plata sobredorada. Larga hasta la cadera, abierta por delante y con pliegues laterales que parten de un botón forrado en la misma tela. La manga, tres cuartos con vuelta de forma triangular. Las costuras van decoradas con un galón de hilos metálicos y un encaje de "puntos de España" que recorre los perfiles delanteros.
La casaca, junto con la basquiña (falda), fue un vestido muy común entre la población femenina española de la primera mitad del siglo XVIII. Juan de Albayceta, en su libro de patrones de 1720, incluye patrones de casacas femeninas similares a la que aquí se expone. Estas casacas se cerraban en el delantero con una pieza triangular llamada peto.
Casaca Femenina.
Rococó 1740.
Casaca en Gros de Nápoles en seda azul turquesa. Se cierra en el delantero por una pieza triangular llamada peto que falta en esta pieza y ha sido sustituido por una réplica neutra. La casaca está decorada con un bordado realizado en seda e hilo metálico que compone una escena de jardín. Es un bello ejemplo de las casacas femeninas que se llevaron en la primera mitad del siglo XVIII.
El rasgo más típico de estas prendas ajustadas son sus pliegues laterales, abertura trasera y las grandes vueltas de manga, generalmente de forma triangular de paramentos lisos o con pliegues horizontales. Esta casaca tiene la vuelta de manga de forma triangular que en Francia se le llamó en raquette y en España mangas de bota. El Musée de la Mode et du Costume de París (Palais Galliera) guarda una casaca muy parecida a ésta, fechada hacia 1740. También el Costume Institute de Kyoto tiene una de procedencia italiana.
Jubón.
Majismo 1770.
Jubón en seda labrada de color azul y en tafetán de seda en color marfil. Con cuello de tirilla y manga larga y estrecha. La espalda remata en su borde inferior en una cola. Va decorado con una aplicación de cordoncillo en seda e hilos metálicos dorados entorchados en hilo de seda.
Este jubón, abierto por delante, que simula estar compuesto por jubón y chaleco, es típico del último cuarto del siglo XVIII. Rafael Mengs retrata a la marquesa del Llano con uno similar (Real Academia de San Fernando, Madrid). También Francisco de Goya, en el cartón de "El Pelele" (Museo del Prado) nos muestra a las mujeres vistiendo jubones de estas características.
Bata.
Rococó 1770.
Bata en pekín espolinado de seda con decoración floral. Larga y abierta por delante, nos permite ver la falda de debajo. En la espalda, partiendo del escote, los pliegues planos se abren hasta el bajo del vestido a modo de cola. Va decorada en los perfiles delanteros con una aplicación de bandas de tela tableada.
Este vestido, conocido internacionalmente como “robe à la française”, en España recibió el nombre de bata. Se caracteriza por los pliegues planos que parten del cuello, recorren toda la espalda y terminan en una cola. El tejido nos habla de un diseño que, por la técnica y la disposición decorativa, hace su aparición alrededor de 1760. La hechura y guarnición, con bandas tableadas de la misma tela, llamadas "de cigarro”, es propia de las batas de 1770.
Polonesa.
Neoclasicismo 1775-1785.
Polonesa en seda listada de color salmón y decoración a base de tejido aplicado en tafetán de seda verde. El escote, redondo en el delantero y con cuello vuelto. La manga, larga y estrecha, cierra en la muñeca con cinco botones cilíndricos forrados con hilos de seda. Las costuras van cubiertas por un cordón trenzado que termina a la altura de la cintura en lazo de pasamanería y borlón. Cuello, hombreras y puños están realizados en seda verde drapeada.
Este vestido, conocido internacionalmente como “robe a la polonaise”, en España se llamó “polonesa”, y estuvo de moda durante el reinado de Carlos III. El rasgo más característico de este vestido fue la falda abullonada en tres partes por medio de un cordón deslizante. La identidad española de esta polonesa la dan los elementos decorativos, como el drapeado de las hombreras que tapan las costuras de los hombros.
Bata.
Neoclasicismo 1780.
Vestido en Pekín de seda con decoración floral polícroma. Largo y abierto por delante dejando ver una falda interior llamada brial. Se cierra por delante. Del escote de la espalda arrancan dos pliegues dobles y planos que se prolongan hasta el borde inferior a modo de cola. Cintas de gasa, láminas metálicas, motivos florales y mariposas decoran el conjunto.
Vestido a la francesa conocido en España con el nombre de bata. El rasgo más característico de este vestido son los pliegues planos y profundos de la espalda que se prolongan hasta el borde inferior a modo de cola. Deriva del vestido volante francés de 1720 que a partir de esta fecha se transforma en el vestido con pliegues llamado posteriormente robe à la française. Su escote redondo y sus mangas decoradas con rodetes la acercan a los modelos que surgen alrededor de 1780.
Vaquero.
Neoclasicismo 1780.
Vestido de seda amarilla labrada en dos tonos. Largo con escote redondo se cierra por la espalda. Mangas cortas muy estrechas y en la bocamanga encaje de lino a la aguja. El perímetro del escote y bocamangas están decorados con una cinta de seda verde tableada. La misma cinta decora todo el delantero dispuesta en él a modo de peto.
Este vestido que, a diferencia de la bata, estaba ceñido en la espalda siguiendo la moda del vestido a la inglesa, en España fue conocido como vaquero hecho a la inglesa. Este vaquero de niña es muy similar al que lleva María Teresa de Borbón niña en el retrato que Francisco de Goya realizó en 1784.
Manteleta.
Neoclasicismo 1780.
Manteleta en raso de seda en color oro y con cuello vuelto. Va guarnecida con lentejuelas y cordoncillo metálico dorado entorchado sobre alma de seda que va dibujando motivos florales.
Dentro de la familia de las capas, la manteleta es un modelo que podía llevar o no capucha. Aparece en los guardarropas femeninos a partir de 1730 y estará de moda durante todo el siglo. Por la simplicidad de la guarnición esta manteleta está más próxima a los modelos en uso en las últimas décadas del siglo XVIII.
Jubón.
Neoclasicismo 1780-1795.
Jubón en brocatel de sedas policromas sobre fondo de faya francesa en color beige. Entallado al torso y con gran escote redondo en el delantero. La espalda remata en el borde inferior en una pequeña cola. La manga es larga y estrecha con forma en el codo.
Este cuerpo femenino, comúnmente llamado en la España del siglo XVIII jubón, también fue conocido por el nombre de pirro, "pirrot" en Francia. La hechura de este jubón, con su significativa cola, lo sitúa en las últimas décadas del siglo.
Jubón.
Majismo 1782-1795.
Jubón listado en seda azul y beige con alternancia de tafetán y raso decorado con bastas flotantes de tema floral, a modo de cintas serpenteantes. Va ajustado al torso, con escote redondo en el delantero y una pequeña cola en el borde inferior de la espalda.
La hechura de este jubón, ajustado al torso y decorado con una pequeña cola en la espalda, lo incluye en la tipología de prendas llamadas, también en España, pierrot o pirro.
Vaquero.
Neoclasicismo 1790.
Neoclasicismo 1790.
Vestido en faya francesa de seda en color morado. Es largo y abierto por delante, con lo que deja ver una falda interior. El cuerpo va armado con ballenas y cierra en el delantero. En la espalda, cuerpo y falda están cortados en una sola pieza. Va guarnecido con una aplicación de cordoncillo entorchado en plata con el alma de seda, talcos y lentejuelas troqueladas que dibujan motivos vegetales y encaje de "puntos de España".
Este vestido, que en España se llamó “vaquero hecho a la inglesa”, o simplemente vaquero, por estar hecho a la manera del “robe à l’anglaise”, estuvo de plena moda en las últimas décadas del siglo XVIII. La gran novedad del vaquero fue incorporar las ballenas propias de las cotillas dieciochescas al cuerpo del vestido.
Spencer.
Neoclasicismo 1795-1815.
Spencer en raso de seda en color marfil. Por debajo del pecho, con cuello de tirilla y solapa en los delanteros. La manga, larga y estrecha, tiene forma en el codo. Va decorado con pasacintas de chenílla, y en la espalda, en el arranque del faldón, unas borlas rematadas con pompón.
Esta prenda corta llamada en España jubón fue conocida también con la voz internacional "spencer". A modo de chaquetilla, aparece alrededor de 1795 como prenda de encima de los “vestidos camisa”. Los detalles estructurales, el alto cuello de tirilla y el largo de las mangas lo sitúan en la primera década del siglo XIX.
Vestido Camisa.
Neoclasicismo 1800-1805.
Neoclasicismo 1800-1805.
Vestido de lino en su color con cola. Cierra en el centro del delantero con dos pasacintas. Esta decorado con un bordado con hilo dorado y lentejuelas formando una ancha cenefa con decoración floral y pabellones.
Tras la Revolución Francesa el traje femenino cambió radicalmente. El talle se colocó bajo el pecho y se olvidaron las armaduras interiores. Se prefirieron las telas finas de algodón o lino a imitación de los tejidos que lleva la estatuaria clásica, modelos de inspiración para toda la moda post-revolucionaria. En España, durante estos años, a este tipo de vestidos se les conocía con el nombre de camisa.
Jubón y basquiña.
Majismo 1801.
Jubón en raso de seda color morado con aplicación de condoncillo entorchado y lentejuelas que dibujan motivos florales. Gran escote redondo en el delantero y haldetas con pronunciado pico. La basquiña, de red de seda con madroños en color negro y labor de macramé a la altura de la cintura, fruncida con pasacintas de cordón.
Antonio Rodríguez en su "Colección General de los trages que en la actualidad se usan en España principada en el año 1801 en Madrid" nos muestra una dama ataviada con el mismo modelo que aquí se expone.
Fotografías y textos: Museo del Traje de Madrid.
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