La fachada principal de Palacio fue
construida sobre un basamento almohadillado, sobre el que se eleva el cuerpo
principal de la construcción, estructurado por pilastras toscanas de orden
gigante entre las que se abren ventanas y balcones. El coronamiento
del edificio, con una imponente balaustrada, se planificó con una serie de
estatuas de santos y reyes, reubicadas en otros lugares bajo el reinado de
Carlos III con el fin de dotar a la construcción de un aire más clasicista.
La restauración de las fachadas en 1973,
que repuso algunas esculturas, permitió apreciar el diseño trazado por
Sachetti. En su día, el italiano dispuso catorce jarrones y ubicó en las
esquinas las estatuas del tlatoani azteca Moctezuma II y del
inca Atahualpa, obras de Juan Pascual de Mena y Domingo
Martínez, respectivamente. Cerca de las columnas toscanas están
representaciones de Flavio Honorio, Teodosio el Grande, Adriano y Trajano.
Un medallón con figuras clásicas remata el conjunto.
En la fachada meridional fueron dispuestas
las estatuas de Felipe V, María Luisa Gabriela de Saboya e Isabel
de Farnesio, así como la de Fernando VI y su esposa Bárbara de Braganza. A
modo de remate, se sitúa un relieve que representa el Sol recorriendo
el Zodiaco.
Es muy destacable la intervención de Juan
Domingo Olivieri y su taller, quienes labraron más de la mitad de las
esculturas que ornaban el palacio en tiempos de Fernando VI. También fue
autor de muchos motivos heráldicos, mascarones y otras figuras
alegóricas, situadas en lugares menos destacados.
En ella se encuentra la Catedral de
Santa María la Real de la Almudena, cuya construcción fue patrocinada por el
rey Alfonso XII para albergar los restos de su esposa María de las
Mercedes de Orleans. Las obras de edificación del templo comenzaron
en 1878 y concluyeron en 1992. Esta plaza limita hacia el oeste
con los Jardines de Lepanto en la Plaza de Oriente.
Narciso Pascual Colomer, el mismo
arquitecto que trazó la Plaza de Oriente, diseñó el trazado de la plaza
en 1879, aunque no llegó a realizarse. La ejecución se produjo finalmente
en 1892, según un nuevo proyecto del arquitecto Enrique María
Repullés.
Los antecedentes de esta plaza se remontan
a 1553, año en que Felipe II ordenó levantar un edificio para alojar las
caballerizas reales, reformado en 1670 por José del Olmo. La
construcción sobrevivió hasta 1884, un incendio hizo imprescindible su
derrumbe.
El solar que hoy ocupa la plaza de la
Armería fue usado durante muchas décadas como ante-plaza de armas. Sachetti
intentó construir una catedral que rematara la cornisa del Manzanares, y
Sabatini propuso unir dicho edificio con el Palacio Real, a fin de formar un
solo bloque. Ambos proyectos fueron ignorados por Carlos III.
Ángel Fernández de los Ríos propuso en
1868 la creación de un gran espacio arbolado que recorrería todo el contorno de
la plaza de Oriente, con el propósito de dar una mejor vista al Palacio Real.
Una década más tarde Segundo de Lema añadió una escalinata al diseño original
de Fernández, lo que desembocó en la idea de Francisco de Cubas para
dar más importancia a la incipiente iglesia neogótica de la Almudena, cuya
construcción historicista y clásica armoniza con el estilo del Palacio Real.
Se trata de una plaza rectangular de
cabecera curvada, de carácter monumental, cuyo trazado definitivo responde a un
diseño de 1844 de Narciso Pascual y Colomer. Uno de sus
principales impulsores fue el rey José I Bonaparte, quien ordenó la
demolición de las casas medievales situadas sobre su solar.
La plaza de Oriente es de forma
rectangular, si bien su cabecera, situada al este, se cierra formando una
curva, presidida por el Teatro Real. Pueden distinguirse tres grandes
cuadrantes: los jardines centrales, los Jardines del cabo Noval y los Jardines
de Lepanto.
Los jardines centrales están
dispuestos alrededor del monumento a Felipe IV, en forma de cuadrícula,
siguiendo el modelo barroco de jardinería. Están conformados por
siete parterres, poblados por setos de boj, formas de cipreses, tejos
y magnolios de pequeño tamaño, así como por plantaciones florales, de
carácter temporal. Se encuentran delimitados a ambos lados por sendas
hileras de estatuas que actúan como línea de división de los otros dos
cuadrantes.
La plaza alberga una colección escultórica
de veinte reyes españoles, correspondientes a cinco visigodos y a
quince monarcas de los primeros reinos cristianos de la Reconquista. Estas
estatuas, realizadas en piedra caliza, se distribuyen en dos hileras, que
surcan el recinto en dirección este-oeste, a ambos lados de los jardines
centrales. Conocidas popularmente como los «reyes godos», marcan la línea de
división entre el cuerpo central de la plaza y los Jardines del cabo Noval, al
norte, y de Lepanto, al sur. El grupo de estatuas forma parte de una serie
dedicada a todos los monarcas de España, mandada hacer para la decoración
del Palacio Real de Madrid durante el reinado de Fernando VI. Se
ejecutaron entre 1750 y 1753.
Estos jardines deben su nombre a que
supuestamente en este lugar acamparon las tropas del caudillo musulmán Alí
ibn Yúsuf en 1109 durante un intento de reconquista de la plaza
de Madrid. Las primeras obras para acondicionar la zona se deben a Felipe
IV, durante cuyo reinado se construyeron fuentes y se plantaron diferentes
tipos de vegetación, aunque el aspecto general del lugar siguió bastante
descuidado. Durante la construcción del nuevo palacio se realizaron diversos
proyectos de ajardinamiento basados en los jardines del Palacio de la
Granja, pero no se llegó a realizar nada por la falta de fondos, no siendo
hasta el reinado de Isabel II en que se comienza un ajardinamiento más
serio. En esta época se diseña un gran parque de tipo romántico y
se instalan fuentes traídas desde el palacio de Aranjuez. Con la caída de
Isabel II los jardines sufren un periodo de abandono y descuido en el que se
pierde una parte del diseño y no es hasta la regencia de María Cristina de
Habsburgo-Lorena cuando se inician una serie de obras de recuperación,
otorgándole el diseño actual, que sigue el trazado de los parques ingleses del
siglo XIX.
De forma ocasional a lo largo de su
reinado, como por ejemplo para celebrar su onomástica el día de San Juan,
el rey Juan Carlos ha celebrado recepciones y cenas de gala en estos jardines
durante los meses de verano.
Situados en la parte norte, entre el
Palacio Real, la calle de Bailén y la cuesta de San Vicente. De
diseño francés, son unos jardines de carácter monumental, creados en los años
treinta del siglo XX. Reciben la denominación de
Sabatini debido a que en este lugar se ubicaron las caballerizas
construidas por este arquitecto para servicio del Palacio. Estos jardines
están adornados con un estanque a cuyo alrededor se sitúan algunas de las estatuas
de los reyes españoles que en un principio estaban destinadas a coronar el
Palacio Real. Situadas de modo geométrico entre sus paseos, se encuentran
varias fuentes.
El gobierno republicano ordenó la
incautación de diferentes bienes de la Familia Real Española, entre ellos
éste, cediéndolo al Ayuntamiento de Madrid para poder levantar un
parque público. El proyecto fue adjudicado al arquitecto zaragozano Fernando
García Mercadal tras resultar ganador en el concurso convocado. En 1972 se
reformaron los jardines, construyéndose las escaleras monumentales.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
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