domingo, 14 de octubre de 2012

El origen de la seda.


    Según la tradición china, la historia de la seda empieza en el siglo XXVII a. C. Prosigue durante tres milenios de exclusividad durante los que China exporta este tejido precioso sin revelar jamás el secreto de su fabricación. El arte de fabricar seda se transmitió después a otras civilizaciones gracias a mercaderes, ladrones y espías de todo tipo, como monjes o diplomáticos. Una vez llega a Europa occidental a finales de la Edad Media, la producción de seda alcanza la fase de la industrialización a partir del siglo XIX. Luego sufrirá una importante decadencia, relacionada con el rápido desarrollo de la fabricación de este tejido en ciertos países de Asia y con las epidemias que afectaron a los gusanos de seda en Francia. Se ha vuelto a convertir finalmente en una producción esencialmente asiática.

    Mitos y leyendas acerca de sus orígenes.

    La seda ha permanecido durante tanto tiempo como un misterio que las numerosas civilizaciones que la descubrieron, en especial gracias a las rutas de la seda que recorren Eurasia, inventaron numerosas leyendas al respecto. Por ejemplo, las leyendas persas dan cuenta de la aparición de la primera pareja de gusanos de seda, surgidos del cuerpo de Job.

    Por otra parte, los escritos de Confucio y la tradición china cuentan que en el siglo XVII a. C. un capullo de gusano de seda cayó en la taza de té de la emperatriz Leizu. Al intentar sacarlo de su taza, la joven de catorce años empezó a devanar el hilo del capullo. Tuvo entonces la idea de tejerlo. Tras observar la vida del gusano de seda a instancias de su marido, el Emperador Amarillo Huang Di, empezó a enseñar a su corte el modo de criarlos, la sericicultura. Desde ese momento, la joven permanecerá en la mitología china como diosa de la seda.

    Sobre el origen del gusano de seda, otra leyenda de la China nos cuenta que una muchacha había prometido que se casaría con quién le trajera de vuelta a su padre, que estaba en la guerra, al escuchar esta promesa el caballo de la familia salió en busca del padre y a partir de entonces el animal miraba a la chica con intenciones de que ésta cumpliera su ofrecimiento, ante tanto “atrevimiento” se dio muerte al caballo y se lo despellejó. Un día, la muchacha, al ver la piel del caballo puesta al sol, empezó a pisotearla diciendo: “¡Y aún querías casarte conmigo!”. Entonces de repente la piel envolvió a la chica y desaparecieron juntos. Tiempo después aparecieron sobre un árbol, donde formaban una pareja de gusanos de seda. Siempre siguiendo las leyendas, la seda salió de China en dirección a la India en los cabellos de una princesa prometida a un príncipe de Khotan. Esta princesa, negándose a quedarse con su amada tela, desafió la prohibición imperial de exportar gusanos de seda.

    A pesar de que la seda fue exportada muy pronto a países extranjeros, la sericicultura fue siempre un secreto cuidadosamente guardado por los chinos. Los otros pueblos tuvieron que inventar diversos orígenes para este maravilloso tejido. Así, los Romanos, grandes admiradores del tejido, estaban convencidos de que los chinos obtenían el hilo de las hojas de los árboles. El conocimiento que en el Imperio romano tenían de la seda china, resaltaba sobre todo lo imaginario, el secretismo y lo exótico. En un principio, los romanos se imaginaban que la seda era el producto de una especie de árbol de lana y que estos “seres (de Sericum) bebedores de agua”, vivían hasta los 200 o los 300 años. Eso es por ejemplo lo que afirmaba Plinio el Viejo en su Historia natural o Virgilio en las Geórgicas.

    Historia.

    Los tejidos de seda fueron elaborados por primera vez en la antigua China, y algunos indicios apuntan a que se fabricaron ya alrededor del año 3000 a. C., aunque hay evidencias más firmes de que la seda se usaba más ampliamente hacia el año 1300 a. C. La leyenda dice que ya por entonces la Emperatriz de China Xi Ling-Shi (Hsi-Ling-Shih, Lei-tzu) usaba vestidos de seda. Al principio la seda era un tejido reservado exclusivamente a los miembros de la familia imperial china, tanto para su propio uso como para ser regalado. Pero con el tiempo, dado su cada vez mayor uso a través de la cultura china acabó extendiéndose su producción, tanto geográfica como socialmente, hasta otras zonas de Asia. La seda se convirtió rápidamente en un producto de lujo muy apreciado por los comerciantes, debido a su textura y brillo, además de ser un producto muy accesible y cómodo de transportar. Es por ello que este producto llegó a tener una fuerte demanda, convirtiéndose en un elemento básico del comercio internacional pre-industrial. En el año 2007 unos arqueólogos descubrieron en una tumba en la provincia de Jiangxi los restos de un vestido, cuyas fibras de seda estaban estrechamente tejidas y teñidas, fechada alrededor de la época de la dinastía Zhou del Este, con una antigüedad de unos 2500 años. Aunque los historiadores sospechan que la formación de la industria textil china relacionada con la seda fue un proceso largo, se sabe de la búsqueda de la manera de poder emplear los tejidos de seda mediante "técnicas complicadas" con las que se trataba el tejido y se teñía. Tales pruebas concretas y directas se encontraron antes de que se descubriera la excavación de Mawangdui y otras sedas que datan de la época de la dinastía Han (202 a. C.-220 d. C.).

    La primera prueba del comercio internacional de la seda fue el hallazgo de una fibra de seda en el pelo de una momia egipcia de la 21ª dinastía, alrededor del año 1070 a. C. En última instancia, el comercio de la seda alcanzó lugares tan lejanos como el Subcontinente Indio, Oriente Medio, Europa y el norte de África. Este comercio estaba tan extendido que el conjunto de las principales rutas comerciales entre Europa y Asia se le llegó a conocer como la Ruta de la Seda.

    Los emperadores de China se esforzaron por mantener en secreto el conocimiento de la sericicultura para conservar el monopolio de su país. Aun así, la sericicultura llegó a Corea alrededor del año 200 a. C., alrededor del primer siglo después de Cristo ya había llegado a la antigua Khotan y por el año 300 d. C. la producción de seda estaba prácticamente establecido en la India.

Fuentes: Wikipedia.

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