Las revoluciones
políticas y el proceso de industrialización de comienzos del siglo
XIX, fueron resquebrajando la sociedad estamental, que terminó
siendo reemplazada por la "sociedad de clases". Frente a
los privilegios del Antiguo Régimen, la nueva realidad se fundamentó en
la igualdad jurídica ("Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano", 1789) y la libertad de los
individuos ante a la ley. Los privilegiados de la vieja sociedad
feudal fueron desplazados o se fusionaron con la nueva clase dominante,
la burguesía, al tiempo que la industrialización hizo crecer a
su directo antagonista, el proletariado. A lo largo del siglo XIX la clase
obrera protagonizó reivindicaciones y movilizaciones que se
desarrollaron en un escenario esencialmente urbano. El campesinado,
un colectivo menos dinámico, continuó supeditado a los grandes
propietarios, aunque desvinculado legalmente de ellos.
La sociedad de
clases, más abierta y permeable que la
estamental, concedía mayor grado de libertad a los individuos,
pero al tiempo que mantenía profundas desigualdades, cimentadas no
sobre la ley o la tradición, sino sobre la riqueza y la propiedad.
La Antropología
social o Culturalizada son las ramas de la antropología que
estudian la sociedad y la cultura. También se usa el
término socioantropología. El término antropología social es
más usado en el entorno académico europeo y latinoamericano, mientras que antropología
cultural lo es más en el estadounidense.
Cualquiera de esas
denominaciones se definen como especialidades de
la antropología general, y basan su estudio en el conocimiento
del ser humano por medio de sus costumbres, relaciones
parentales, estructuras políticas y económicas, urbanismo, medios
de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones
de los grupos humanos con el ecosistema.
La concepción
dominante en Occidente hasta el siglo XIX distinguía a
las civilizaciones dominantes de los estadios inferiores de
desarrollo de la evolución cultural de las sociedades humanas: el estado
de barbarie (bárbaros) y el
de salvajismo (salvajes o indígenas, los pueblos
periféricos o primitivos que se consideraba vivían en "estado de
naturaleza" o mito del buen salvaje). Contra esta concepción
dominante, la antropología cultural sostiene, siguiendo
el paradigma del relativismo cultural, que buena parte de las
experiencias y conceptos considerados naturales son en
realidad construcciones culturales que comprenden las reglas
según las cuales se clasifica la experiencia, se reproduce esta clasificación
en sistemas simbólicos y se conserva y difunde esta clasificación.
Los seres
humanos, como animales sociales, viven en grupos más o menos organizados,
las sociedades humanas. Sus miembros comparten siempre formas
de comportamiento que, tomadas en conjunto, constituyen su cultura.
Un debate intelectual muy antiguo (que data de al menos la Ilustración)
discute si cada sociedad humana posee su cultura propia, distinta en su
integridad de cualquier otra sociedad, y si los conceptos de civilización y
cultura son asimilables o no.
La antropología
cultural incluye también el estudio de
la religión (o fenomenología de la religión) como un elemento
común a todas las culturas: el hecho religioso.
El antropólogo
cultural estudia todas las culturas, ya sean de sociedades tribales o de
naciones civilizadas complejas. Examina todos los tipos de conducta, racional o
irracional. Considera todos los aspectos de una cultura, incluidos los recursos
técnicos y económicos utilizados frente al medio natural, los modos de relación
con otros hombres o las especiales experiencias religiosas y artísticas. No
solo se estudian las actividades correspondientes a los diversos aspectos, sino
que revisten especial interés sus relaciones recíprocas, por ejemplo, la
relación entre la estructura de la familia y las fuerzas económicas o entre las
prácticas religiosas y las agrupaciones sociales. Uno de los temas principales
de la antropología cultural, por lo tanto, es la relación entre los rasgos
universales de la naturaleza humana y la forma en que se plasma en culturas
distintas. El estudio de las razones de las diferencias culturales —motivadas
por razones ambientales o históricas—, y de la organización de estas en
sistemas globales ha ocupado también buena parte de los esfuerzos de la
disciplina.
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