Colecciones.
El Palacio Real de Madrid custodia una gran
y variada cantidad de colecciones artísticas de la más diversa índole, desde
cuadros y esculturas hasta los tarros de la Real Farmacia. Debido a la
falta de espacio, muchas de estas obras de arte permanecen almacenadas, por lo
que en la actualidad, entre la Plaza de la Armería y la cercana Catedral
de la Almudena, se está construyendo, según un proyecto de los
arquitectos Mansilla y Tuñón, el Museo de Colecciones Reales. Dicho
edificio, que será en parte subterráneo, albergará de manera rotatoria estas
colecciones, las más significativas de las cuales son las siguientes:
En el Palacio se guarda el cuarteto de
los Stradivarius Palatinos, el conjunto más importante del mundo de
instrumentos realizados por el famoso lutier Antonio Stradivari, compuesto
por dos violines, una viola y un violonchelo denominados, con debido a su
ornamentación, los Stradivarius decorados. Además, también
se guarda otro violonchelo del mismo autor datado en1700. Los
instrumentos fueron adquiridos por Carlos IV en 1775.
En el Palacio se conservan lo que podrían
denominarse «restos» de la gran colección real, puesto que la mayor parte de
sus fondos pasaron a formar parte del Museo del Prado en el siglo
XIX. Aun así, la colección de pintura puede considerarse muy importante,
abarcando múltiples géneros, escuelas y épocas.
Los pintores españoles que trabajaron para
la corte constituyen uno de los núcleos principales de la colección. Destaca un
grupo de obras de Goya, sobresaliendo un conjunto de cuatro cuadros
representando a Carlos IV y su esposa María Luisa de Parma con diversos
atuendos; el Prado posee ejemplares de dos de ellos, pero son copias pintadas
por Agustín Esteve. También se conserva del mismo autor una excepcional
grisalla y un cuadro de tema cinegético. De Velázquez destaca un raro
bodegón de caza, original representación en trampantojo. Ribera está
representado por un excepcional retrato ecuestre, Juan José de Austria. Son
destacables también un retrato de Van der Weyden, y el políptico que
perteneció a Isabel la Católica, obra de Juan de Flandes y Michel
Sittow. Watteau, figura clave del rococó francés, cuenta con dos
pinturas, de las pocas suyas existentes en España; es excepcional también
una Salomé pintada por Caravaggio al final de su vida.
Otros autores mencionados en los inventarios son Luis de Morales, Juan
de Juanes, Jacopo Bassano, Luca Giordano, David Teniers el Joven, Michel-Ange
Houasse, Tiepolo, Luis Paret, Mengs (del cual se ha
recuperado recientemente una Inmaculada Concepción sustraída
por el mariscal Soult durante las invasiones napoleónicas), Luis Meléndez, Francisco
de Paula Van Halen o Sorolla. Retratistas de la corte borbónica,
como Louis-Michel van Loo y Franz Xaver Winterhalter cuentan
también con una lógica presencia. Las obras están distribuidas por los salones
y en una zona habilitada como museo de pintura, aunque es previsible que al
menos en parte sean expuestas en el futuro Museo de Colecciones Reales.
No hay que olvidar dentro del capítulo
pictórico el magnífico ciclo de frescos que decoran las bóvedas del edificio.
Intervinieron en su decoración algunos de los artistas más destacados de la
época de su construcción, como Giovanni Battista Tiepolo, Mengs, Francisco
Bayeu, Corrado Giaquinto o Mariano Salvador Maella.
En el Palacio Real las series de escultura
son de importancia menor que la de la colección de pintura, pero la serie del
siglo XVII procedente del anterior alcázar es de un carácter excepcional. Los
principales escultores representados son Gian Lorenzo Bernini, Mariano
Benlliure, Antoine Coysevox y Agustín Querol. Sobresale la serie
deLos Planetas, repartida en el Salón del Trono y el Salón de Columnas.
El gran valor del mobiliario del palacio
reside en su autenticidad, pues la mayoría de los muebles corresponden a la
época de construcción del palacio y reinados sucesivos, que se muestran en una
serie ininterrumpida de estilos rococó, neoclásico, imperio e isabelino.
Algunas de las series más importantes de muebles se encuentran en los salones
de Gasparini, Trono y Espejos. Cabe destacar la «Mesa de las Esfinges», de
estilo imperio, situada en el Salón de Columnas, sobre la que se firmó el
tratado de ingreso de España en la Unión Europea.
Considerada la mayor y mejor colección de
relojes de España, también es una de las principales del mundo. La importancia
de la colección radica sobre todo en los relojes de época rococó construidos
para Fernando VI por el relojero suizo Jacquet Droz. El reloj denominado El
Calvario, del siglo XVII y construido en Núremberg, es el
más antiguo, mientras que la existencia de un gran número de relojes de época
imperio se debe a la afición por estos instrumentos por parte de Carlos IV.
También es de destacar, por la riqueza de materiales usados para su
elaboración, como oro, plata o marfil, un reloj regalo del presidente de Perú al
rey Alfonso XIII en 1906, construido en 1878.
La colección de porcelanas abarca diversas
épocas, estilos y procedencias, aunque las más valiosas son los restos de la
vajilla de bodas de Carlos III y María Amalia de Sajonia. También posee
piezas destacadas de la Manufacture nationale de Sèvres y El Buen
Retiro. Destaca por su singularidad en este apartado la ya descrita Saleta de
Porcelana, revestida totalmente con placas de este material, fabricadas por la
citada Real Fábrica del Buen Retiro.
Considerada la principal colección del
mundo, la colección de tapices se compone fundamentalmente de paños fabricados
en Bruselas y en la Real Fábrica de Tapices sobre cartones
de Francisco de Goya. Son de destacar los tapices que se encuentran
cubriendo las paredes del comedor de gala.
A diferencia de otras casas reales
europeas, los monarcas españoles no tuvieron joyas vinculadas a la Corona, sino
que las mismas fueron repartiéndose en herencias y dispersándose asimismo como
consecuencia de guerras y exilios. Aun así, se conservan en el palacio muestras
muy importantes de orfebrería y platería. Las piezas más valiosas corresponden
a una parte del Tesoro de Guarrazar, que originariamente fue un regalo a
la reina Isabel II. De época de esta reina es también el conjunto de las alhajas de
la Virgen de Atocha, coronas cuajadas de brillantes y topacios de
gran tamaño. Destacan asimismo una arqueta que perteneció a la infanta Isabel
Clara Eugenia (siglo XVI), delicado trabajo renacentista decorado
con entalles y camafeos, y un relieve en plata de Alessandro
Algardi, San León deteniendo a Atila, reducción del conservado en
la Basílica de San Pedro. Especial valor simbólico tienen la corona y
cetro reales. La primera es de época barroca, realizada en plata sobredorada,
mientras que el cetro es un magnífico trabajo renacentista, de
manufactura bohemia, coronado por un orbe en cristal de roca.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
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