miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Palacio de Oriente. (VIII Parte).


    Cuarto de la reina María Luisa.



    Se encuentra en la parte oriental de Palacio y en ella habitó la reina María Luisa de Parma. Fernando VII e Isabel II convirtieron este espacio en salas para la recreación de la Familia Real, hasta que en 1907 fue rehabilitado por la reina madre María Cristina de Austria.

    Esta sala fue decorada al gusto neoclásico, valiéndose de estucos y tapices. También aloja un templete dedicado a Apolo y las Musas y un retrato de Luis Felipe de Orleans y su esposa María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, obra de Franz Xaver Winterhalter. Mariano Salvador Maella decoró la bóveda de la estancia con el fresco Las cuatro estaciones del año, ejecutado en 1769. Una serie de consolas, de mediados del siglo XVIII, y un conjunto de tapices sobre la Guerra de Troya cierran la estancia.

    La llegada de la reina María Cristina trajo consigo una importante reforma a esta sala. Se conservaron muchos de los adornos que en su día realizó la infanta María Josefa, quien decoró el salón a la «chinesca» con tela de Pekín en las paredes y un friso de porcelana. Sin embargo, gran parte del cuarto se acondicionó como residencia cotidiana de la Familia Real. Se colocaron aquí algunas obras de arte, como el Esopo velazqueño y dos medallones de los Bayeu.

    Alfonso XIII instaló una Sala de Billar, anteriormente ornamentada por un fresco de Maella que Segundo de Lema ocultó en 1879 y que en 1993 fue recuperado, y una Sala de Fumar. Ambas estancias fueron construidas al estilo victoriano y con madera de nogal, en la línea de las reformas de Alfonso XII. Sin embargo, la Sala de Fumar presenta algunos matices propios de la moda «parisina», muy común en la década de 1920.

    Los Gabinetes de Estucos y de Maderas Finas de la reina María Luisa han conservado, con algunas pequeñas excepciones, su decoración original. Fueron construidas por Sabatini en 1791 inspirándose en el diseño arqueológico hallado en las excavaciones de Pompeya y Herculano. La ornamentación de ambas estancias corresponde a los estuquistas Domenico y Giuseppe Brilli.

    Cuarto de Carlos IV.



    La mayoría de los salones ocupados por Carlos IV fueron perdiendo su función durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII, quienes emplearon tales estancias como lugares oficiales de recepción. El Salón de Tapices, por ejemplo, era usado para reuniones después de los banquetes, por lo que fue conocido como «Salón del Diván». Dicho espacio posee varios tapices tejidos en 1752 según cartones de Giaquinto, el último fresco de Francisco Bayeu, La institución de las órdenes de la Monarquía Española (1794) y La caza del jabalí, uno de los cartones de Goya.

    Poco después se encuentra la Sala de Armas, originalmente concebida como Pieza de Vestir del Príncipe de Asturias. Alfonso XII la convirtió en una estancia totalmente decorada al gusto historicista. En tiempos de Alfonso XIII se derribaron las paredes que separaban esta sala del Oratorio, a fin de crear un recinto más amplio pero a la vez más privado.

    La Cámara de Carlos IV sigue el programa decorativo trazado para establecer la relación de Trajano y Adriano como precursores de la grandeza hispánica. Aquí cuelga un gran candelabro regalado a Isabel II en 1846 con motivo de su boda, y la decoración se completa con una gran alfombra de estilo neoclásico (1925). La Antecámara de Carlos IV aloja uno de los mejor logrados frescos de Tiepolo, alusivo a Jasón, los argonautas y el Vellocino de Oro. Esta recámara incluye también varios retratos de la familia reinante y en 1993 se añadieron los bustos de la reina Sofía de Grecia y de Felipe de Borbón.

Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.

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