Se encuentra en la parte oriental de
Palacio y en ella habitó la reina María Luisa de Parma. Fernando VII e Isabel
II convirtieron este espacio en salas para la recreación de la Familia Real,
hasta que en 1907 fue rehabilitado por la reina madre María
Cristina de Austria.
Esta sala fue decorada al gusto neoclásico,
valiéndose de estucos y tapices. También aloja un templete dedicado a Apolo
y las Musas y un retrato de Luis Felipe de Orleans y su
esposa María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, obra de Franz Xaver
Winterhalter. Mariano Salvador Maella decoró la bóveda de la estancia
con el fresco Las cuatro estaciones del año, ejecutado en 1769.
Una serie de consolas, de mediados del siglo XVIII, y un conjunto de tapices
sobre la Guerra de Troya cierran la estancia.
La llegada de la reina María Cristina trajo
consigo una importante reforma a esta sala. Se conservaron muchos de los
adornos que en su día realizó la infanta María Josefa, quien decoró el salón a
la «chinesca» con tela de Pekín en las paredes y un friso de
porcelana. Sin embargo, gran parte del cuarto se acondicionó como
residencia cotidiana de la Familia Real. Se colocaron aquí algunas obras de
arte, como el Esopo velazqueño y dos medallones de los Bayeu.
Alfonso XIII instaló una Sala de Billar,
anteriormente ornamentada por un fresco de Maella que Segundo de Lema ocultó en
1879 y que en 1993 fue recuperado, y una Sala de Fumar. Ambas estancias
fueron construidas al estilo victoriano y con madera de nogal, en la línea de
las reformas de Alfonso XII. Sin embargo, la Sala de Fumar presenta algunos
matices propios de la moda «parisina», muy común en la década de 1920.
Los Gabinetes de Estucos y de Maderas Finas
de la reina María Luisa han conservado, con algunas pequeñas excepciones, su
decoración original. Fueron construidas por Sabatini en 1791 inspirándose
en el diseño arqueológico hallado en las excavaciones de Pompeya y Herculano.
La ornamentación de ambas estancias corresponde a los estuquistas Domenico y
Giuseppe Brilli.
La mayoría de los salones ocupados por
Carlos IV fueron perdiendo su función durante los reinados de Alfonso XII y
Alfonso XIII, quienes emplearon tales estancias como lugares oficiales de
recepción. El Salón de Tapices, por ejemplo, era usado para reuniones después
de los banquetes, por lo que fue conocido como «Salón del Diván». Dicho
espacio posee varios tapices tejidos en 1752 según cartones de
Giaquinto, el último fresco de Francisco Bayeu, La institución de las
órdenes de la Monarquía Española (1794) y La caza del jabalí,
uno de los cartones de Goya.
Poco después se encuentra la Sala de Armas,
originalmente concebida como Pieza de Vestir del Príncipe de Asturias. Alfonso
XII la convirtió en una estancia totalmente decorada al gusto historicista.
En tiempos de Alfonso XIII se derribaron las paredes que separaban esta sala del
Oratorio, a fin de crear un recinto más amplio pero a la vez más privado.
La Cámara de Carlos IV sigue el programa
decorativo trazado para establecer la relación de Trajano y Adriano como
precursores de la grandeza hispánica. Aquí cuelga un gran candelabro regalado a
Isabel II en 1846 con motivo de su boda, y la decoración se completa con una
gran alfombra de estilo neoclásico (1925). La Antecámara de Carlos IV aloja uno
de los mejor logrados frescos de Tiepolo, alusivo a Jasón, los argonautas y
el Vellocino de Oro. Esta recámara incluye también varios retratos de
la familia reinante y en 1993 se añadieron los bustos de la
reina Sofía de Grecia y de Felipe de Borbón.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
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