Este recinto es el único que no ha cambiado
de función en toda su historia, desde que Sachetti lo concibió en 1737.
Conserva toda su decoración original y se terminó en 1772.
Felice Gazzola, noble italiano, recibió el
encargo de seleccionar a los artistas que decoraron el Salón del Trono. La
bóveda, diseñada por Roberto Michel es, con seguridad, la más bella de Palacio,
pues el efecto que produce la pintura y la escultura que la rodea alcanza un
gran esplendor. En el centro del fresco están las representaciones
de La majestad y La abundancia, sostenidos por
ángeles de estuco.
La grandeza y el poder de la Monarquía
Española es el tema que Tiepolo pintó para la bóveda. En ella se
contempla al trono español custodiado por Apolo y Minerva, así
como por representaciones de las Virtudes. En el lado contrario,
unos amorcillos vuelan mientras portan la insignia de la Orden
del Toisón de Oro. La glorificación de la monarquía y del soberano reinante es
el objetivo de todo el fresco.
Sobre el balcón oriental también pintó
Tiepolo un fresco, ayudado por sus hijos Domenico y Lorenzo.
Esta obra presenta muchas características similares a la que el maestro
italiano pintó para la escalera de la Residencia de Wurzburgo. Se
culminó en 1764 y representa el último trabajo de Tiepolo en el
Palacio Real.
El resto de la decoración se debe al piacentino Giovanni
Battista Natali, quien se encargó tanto del diseño de los bordados como de la
traza de las consolas. Destaca el terciopelo de la colgadura,
tejido en Génova, bordado con hilos de plata sobredorada. La decoración de
Natali, junto con las pinturas de Tiepolo, constituye una de las más altas
cimas del rococó en España. Como en el Salón Gasparini, el tejido que
tapiza las paredes es reciente, en sustitución del terciopelo original que se
hallaba muy deteriorado, si bien se han cosido sobre él los bordados plateados
originales.
Las esculturas que hoy se pueden ver en
esta sala pertenecen, en su mayoría, a la colección rescatada del Real Alcázar.
Ello se debe al proyecto de la dinastía borbónica, que deseaba afirmarse como
sucesora directa de la Casa de Austria. Destacan parte de las figuras
de bronce de la serie conocida como Los Planetas, obra del flamenco
Jacques Jonghellick, así como una serie de estatuas de Las virtudes
cardinales, obra de René Fremin. Son destacables asimismo los relojes,
obras de John Ellicott y Ferdinand Berthoud, y los leones de bronce
dorado al fuego, obra de Matteo Bonarelli de Lucca, que preceden al dosel con
el trono real. Las arañas que iluminan la estancia son de cristal de roca y plata.
Es uno de los puntos más interesantes desde
el punto de vista arquitectónico de todo el Palacio. Situada en el centro del
lado norte de la planta principal del palacio, tiene su acceso desde la galería
que rodea el patio central. Sachetti realizó un primer proyecto
pero Fernando VI se decantó finalmente por el presentado en 1749 por Ventura
Rodríguez, por entonces ayudante del primero. La Capilla fue realizada
entre 1750 y 1759. La planta es de tipo central o elíptica, estando
coronada por una cúpula de media naranja. A cada uno de los ángulos que
describen la planta, salvo el atrio, que presenta pilastras negras que imitan
el mármol, se encuentra adosada una columna de mármol negro, hasta un total de
dieciséis, de una sola pieza. Estas columnas están coronadas con capiteles en
estuco dorado. La distribución de la capilla es clásica: al este se sitúa
el altar mayor, de mármol; al norte el altar del evangelio; al oeste el órgano
y el atrio es el vestíbulo. Los asientos reales se sitúan en el lado norte,
próximo al altar mayor, que está a su derecha.
El pintor Corrado Giaquinto fue
encomendado para diseñar y dirigir los trabajos de la decoración de la Real
Capilla y él mismo pintó los frescos de la capilla y del atrio. Los ángeles del
tambor fueron realizados por Felipe de Castro. Sobre el altar mayor hay un
cuadro de Ramón Bayeu, San Miguel triunfando sobre los demonios,
y en el altar del evangelio, el cuadro de La Anunciación, obra
postrera de Mengs. El dosel y los sillones de los soberanos son de la
época de Fernando VI y fueron realizados en raso blanco con bordados de plata y
sedas de colores. El órgano, construido en 1778 por Jordi Bosch
i Bernat, está considerado como una auténtica obra maestra. Se conservan en la
Capilla los restos de San Félix, el cual está representado en una figura de
cera dentro de un nicho acristalado.
En tiempos recientes la Capilla Real ha
sido utilizada para funerales de la Familia Real Española, sirviendo como
capilla ardiente en abril de 1993 para Don Juan de Borbón, conde de
Barcelona, y en enero de 2000 para María de las Mercedes de Borbón-Dos
Sicilias, condesa de Barcelona. En noviembre de 2000 se celebró un Te Deum en
esta capilla para conmemorar el 25 aniversario de la proclamación de Juan
Carlos I como rey de España.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
Fuentes: Wikipedia y Patrimonio Nacional.
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