jueves, 20 de junio de 2013

"La Tirana".


“Sí, no dudéis. España la produjo, y el Universo todo es quien la admira; con su presencia majestad inspira y en ella el cielo acreditó su influjo”.

    María del Rosario Fernández, la "Tirana", (Sevilla, 1755 - Madrid, 1803), actriz española. Fueron sus padres Juan Fernández Rebolledo y Antonia Ramos. Se casó con el actor Francisco Castellanos, conocido como "el Tirano" por los papeles que mejor se le daban, de donde recibió el sobrenombre.

    El único porvenir halagüeño de los actores por aquellos días era formar parte de las compañías madrileñas, entre otras razones para gozar el beneficio de su futura jubilación; pero esto no lo lograban sin haberse antes acreditado en una capital de importancia. Siguiendo los pasos de otros actores a los que quedaba pequeña su provincia, logró entrar en la compañía llamada de los Reales Sitios (Aranjuez, Escorial, San Ildefonso), que se había creado para dar representaciones exclusivamente para la Corte. 

    María del Rosario siguió varios años representando heroínas trágicas, con aplauso del escaso pero aristócrata público, que acudía a estas funciones. La Tirana adoptó, como dice Moratín, “un estilo fantástico, expresivo, rápido y armonioso, con el cual obligó al auditorio a que muchas veces aplaudiese lo que no es posible entender”. Él mismo admiraba “la nobleza de sus actitudes, su animado semblante, el incendio de sus ojos andaluces, su buen gusto y magnificencia, trajes y adornos”. Representó obras de Calderón, don Ramón de la Cruz, Lope… y en noviembre de 1780 se presentó en escena con una tragedia por la que siempre sintió especial predilección –poniéndola en escena en ocasiones solemnes–: Talestris, reina de Egipto, de Metastasio, traducida por Ramón de la Cruz.

    Continuó María del Rosario como primera dama en el teatro de la Cruz, con Manuel Martínez: representó obras excelentes del teatro antiguo, de Bances Candamo, Solís, Cañizares, Tirso, Rojas, Goldoni… Haciendo La Locandiera, de este último, tuvo que luchar la actriz contra su carácter, educación artística y hábitos teatrales, ajenos a todo lo jocoso; pero su talento y fuerte voluntad crearon en ella una segunda naturaleza. En la siguiente temporada, pasó al teatro del Príncipe, al frente de la misma compañía. La inauguración fue con una obra de Calderón. “La Tirana” ocupó el puesto de primera dama durante catorce años, hasta 1793, y siempre bajo la batuta de Martínez. Su reputación iba aumentando hasta ser considerada por unanimidad como la mejor actriz que tenía entonces España. Terminó el período teatral con algunas excelentes comedias del siglo XVII, como El médico de su honra y La dama duende, ambas de Calderón, o Entre bobos anda el juego, de Rojas.

    La que fue la mayor gloria del teatro dieciochesco español terminó sus días como cobradora de lunetas (las primeras filas de lo que hoy se conoce como patio de butacas). Para entrar en la posesión de su puesto de cobradora en el teatro Príncipe tuvo que esperar a 1797, en que falleció María Hidalgo, que la poseía. Años después fue despojada de su plaza y pidió que se le repusiera. Pero no hubo necesidad de hacerlo; porque su estado de salud fue agravándose y falleció en su casa, calle del Amor de Dios, el 28 de diciembre de 1803, a los cuarenta y ocho años de edad. Fue sepultada, no en la capilla de la Novena o de los cómicos, como sus demás compañeros, sino, por expresa disposición suya, bajo la bóveda del convento de carmelitas descalzas, hoy iglesia de San José, en la calle de Alcalá.

    Hacia 1794 Goya (ya sordo desde la enfermedad del otoño de 1792) entra en el círculo de la Duquesa de Alba, la noble más importante de su tiempo, protectora y amiga de actrices, literatos, pintores y toreros. Debido a este importante contacto, Goya va a realizar un buen número de retratos de los personajes del entorno de la Duquesa como Pedro Romero, José Romero o la Tirana. Se trata de una imagen de medio cuerpo en la que la figura viste un elegante traje de gasa blanca, lleva el cabello suelto y adornado con una rosa. Una transparente mantilla cubre sus hombros e impide observar el pronunciado escote muy a la moda. Los bordados del vestido resultan sorprendentes al igual que el gesto de la dama, verdadero punto de referencia de la obra. Cinco años después Goya ejecutará un nuevo retrato de esta actriz, ahora de cuerpo entero, como a su gran rival, la actriz Rita Luna. En el cuadro aparece altiva y con una mirada soberbia, con delicados atuendos.

    Leandro Fernández de Moratín le dedicó versos elogiosos.


Fuentes: revistaactores.com / wikipedia / artehistoria.

2 comentarios:

  1. Me gustó está entrada pues conocía el retrato pero no tenía la referencia exacta de quien se trataba. Ahora abriste la puerta con tu reseña para que me interese por este personaje. Debió de ser una vida fascinante, aunque un poco triste al final. ¿Qué más sabes de ella?

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  2. ¡Hola Carmen!

    Aquí puedes encontrar más información sobre "La Tirana": http://www.revistaactores.com/ua_revista/n5/web/enfoques_2.html

    También te recomiendo este disco: http://www.diverdi.com/portal/detalle.aspx?id=39611

    ¡Un besote enorme!

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